“Francia aprueba el veto a los castigos corporales”. La decisión que tomara el parlamento galo hace un par de días va en el sentido de llevar una crianza de padres a hijos ajena al maltrato físico, psicológico o verbal.

Nada mal para estos tiempos en los que de puertas hacia adentro de las casas ‘no se lleva la fiesta tan en paz...’

Ahora, en lo que esa ley sí es suave es en el castigo a los que la transgredan: No habrá sanción para los padres abusivos. ¿Y, entonces? Se pregunta uno. Ley sin sanción es como morder sin dientes. Les queda la reflexión.

Viene al cuento la cita de esa situación allá en Europa es porque la sociedad debe evaluar, en su conjunto, la importancia de preservar la autoridad de los padres, no la desmedida, sino esa que les da la posibilidad de corregir a sus hijos.

Esa autoridad que se da con amor y que permite al hijo abrir los ojos para separarse del mal camino.

A colación traigo un video que se hizo viral la semana pasada en una ciudad de la vecina Colombia en el que una madre, con correa en mano, buscaba alterada y con cara de poca paciencia a su hijo en medio de la revuelta pública.

Tuvo poco reparo la mamá en sablear la correa contra el piso para exigir que el hijo saliera del tumulto.

Sin favorecer el maltrato, de vez en cuando es bueno ejercer la autoridad para llevar al redil a muchos de nuestros hijos. ¿A correa? ¡No! Pero sí confrontándolos.

FRASE: Educa al niño para que no tengas que castigar al hombre.