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Opinión
Editorial: El vacío de los tiempos rápidos
Es curioso, incluso contradictorio, que la humanidad hable constantemente de empatía, cuando no puede tolerar el pensamiento diferente
En un mundo saturado de desinformación, consumida a diario a raíz de crisis que afectan la economía, la seguridad, la salud, y de corrupción, también nos enfrentamos a la indiferencia, el odio, la desigualdad y la desidia. En medio de todo esto, es fundamental hacer una pausa y reflexionar sobre los valores que hemos dejado atrás como seres humanos.
Es curioso, incluso contradictorio, que la humanidad hable constantemente de empatía, cuando no puede tolerar el pensamiento diferente. Vivimos inmersos en una sed de poder, pero más enfocados en el revanchismo que en el progreso. Hay una necesidad de figureteo, pero necio, sin ofrecer verdaderas soluciones. Los líderes vacíos arrastran multitudes en las redes sociales, que siguen tendencias sin ningún aporte real para mejorar la vida o para ayudar.
Este ambiente tóxico no solo afecta a los adultos, sino que también influye en los más pequeños, quienes crecen contaminados por superficialidades y banalidades. Vivimos tan deprisa que no nos damos el tiempo para reflexionar sobre lo que hacemos mal, ni sobre las buenas acciones que podemos tomar para mejorar no solo nuestras vidas, sino también las de quienes nos rodean. Démonos un minuto, al menos hoy, para reflexionar.