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Opinión
La palabra de Dios y una feliz Navidad
Revise el artículo de Alexander Cajas sobre la espiritualidad durante estas festividades.
Todo en la vida es transitorio, de tal forma que la palabra “es” no existe para quienes habitamos este universo inmenso. Solo Dios es eterno, aquel que nos regala su presencia en estas fiestas de Navidad.
Jesucristo, extraordinario desde su concepción, prefirió la humildad para así poder erigirse como alguien fuerte, y con su grandeza de espíritu proclamó que solo el amor hace eterno al hombre. “Amaos los unos a los otros como yo los he amado”.
Religión de perdón: “Perdónalos, padre, porque no saben lo que hacen”. Hablaba de la pureza del alma, de la libertad, desdeñaba la hipocresía. “Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”.
Y lo más importante, la confraternidad entre los seres humanos, tanto para los creyentes y no creyentes, que hay que respetarlos, ya que todos vamos por la misma senda a reencontrarnos con Dios. La ciencia y la materia se quedan aquí cumpliendo sus propias labores.
Somos 2.500 millones de cristianos, la tercera parte de la población del mundo que festejamos este hecho extraordinario que nos hace recordar que la vida es transitoria, fugaz, que hay que disfrutar de las cosas buenas de la vida y huir de las malas.
Que la fuente de la felicidad está en el amor, la humildad, la lógica, la razón, el perdón, la fe. Hay cosas que no se pueden ver, pero que ahí están y ahí está Dios, viéndonos cómo festejamos su enorme sacrificio al venir y sentir las inconsecuencias humanas que solo lograron exaltar su grandeza.