En los nuevos pronunciamientos hechos desde los altos mandos de las Fuerzas Armadas se señala que los principales enemigos que deben afrontar quienes por sus sagradas funciones están obligados a defender el patrimonio territorial ecuatoriano, sobre todo, son el terrorismo y la corrupción.

Y que ante esta realidad que no puede soslayarse ni ocultarse se va a centrar toda la atención del ministerio del ramo para cortar de raíz casos como los que se han producido en los últimos tiempos al descubrirse un buen número de uniformados a quienes se los debe calificar como “infiltrados” y que intervenían como cómplices del narcotráfico y de los grupos terroristas que, sobre todo, vienen actuando en la frontera norte.

La defensa nacional debe incluir en primer término una absoluta seguridad y probidad en cuanto a la actuación de quienes forman parte de lo que la población nacional ha calificado como “las gloriosas”.

Y es así como en el Libro Blanco de la institución se consideran estas amenazas a las que se debe enfrentar con decisión y patriotismo para que, entonces, con unas Fuerzas Armadas al margen de toda infiltración, el país pueda sentirse tranquilo y debidamente protegido ante peligros internos y externos.