MÁS DE UNA ocasión, en estas últimas semanas, quienes vivimos en Guayaquil hemos sufrido repentinos cortes de luz, de día y de noche, con los serios contratiempos que eso ocasiona, con el peligro de que se deterioren los distintos electrodomésticos de la vida moderna, con el costo de su reparación o reemplazo dependiendo del daño. Hay quienes han hecho los consiguientes reclamos a la Empresa Eléctrica, que sí sabe cortar la luz cuando el usuario se atrasa poquísimos días en el pago de la planilla mensual. Estos son problemas ya desconocidos en las grandes ciudades europeas y norteamericanas. Inclusive el presidente anterior, Rafael Correa, anunció la construcción de 7 u 8 nuevas plantas hidroeléctricas, a cargo de empresas chinas y con préstamos del mismo país asiático. De esas plantas, 3 ya fueron terminadas y entregadas, especialmente la Coca Codo Sinclair, para cuya inauguración vino el mismísimo presidente chino, con gran despliegue propagandístico de Correa y de Glas, su vicepresidente de entonces.

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CORREA DIO A entender que ya se acabarían los cortes de luz en el país, pues tendríamos electricidad hasta para exportar, como efectivamente hemos vendido en estos meses. Sin embargo, los apagones en Guayaquil y otras ciudades del país continúan frecuentes y ciertas autoridades culpan del problema precisamente a la costosísima y defectuosa represa Coca Codo Sinclair. Las fallas se deben estar reparando, pero el daño a millares de domicilios y a la empresa privada ninguna autoridad reconoce, y con tibias excusas se nos quiere aplicar el “tontómetro”...