Este tema requiere tratarse no solo el 25 de noviembre. Según la OMS, el 35% de mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual por terceros o de la pareja. En un 30% proviene de esta. Aquí, 6 de cada 10 han sido víctimas, por lo menos una vez, de algún tipo de violencia; el 53.9% sufre violencia sicológica; el 35.3%, patrimonial; el 25.7%, sexual; el 38%, física; y, cada 3 días muere una mujer víctima de femicidio” (El Universo, del 25.10.2017).

Se atribuye el fenómeno al bajo nivel de instrucción, maltrato infantil o haber estado expuesto a escenas de violencia en la familia, uso del alcohol, actitudes de aceptación de la violencia; y, las desigualdades de género. Debemos agregar el “machismo”, sentimiento atávico de “superioridad del macho” que posee a la hembra como si fuera su propiedad privada, bajo amenazas, insultos, humillaciones, el control del centavo, celos, infidelidad; y, la sumisión y aceptación, también arcaica, de aquella, cuya dependencia económica, muchas veces, la obliga a soportar todo, incluso, sintiéndose culpable, en no pocos casos.

La falta de respeto a la mujer debiera ser el punto central del tema para combatirlo a través de la educación. Esta es la mejor herramienta, debiendo comenzar por las féminas para que dejen de “producir machos”. La agresividad viene impregnada en el código genético y debemos aprender a morigerarla, involucrando a todos los actores sociales.