Si uno revisa las redes sociales de las Fuerzas Armadas, queda claro que andan en todo. Que si agarraron a un presunto extorsionador en Quinsaloma, Los Ríos; que si pillaron a 11 personas, entre ellos tres menores, con drogas y armas en Durán, Guayas; que si desmantelaron un campamento de minería ilegal en Gualaquiza, Morona Santiago; o allanaron casas en Muisne, Esmeraldas, donde encontraron armas y pruebas de actividades ilícitas.

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Pero, según la Constitución, su trabajo principal no es este. Las Fuerzas Armadas están para defender la soberanía y la integridad del territorio. Ahora, desde enero del año pasado, con la declaratoria de conflicto armado interno y una consulta popular que les dio más poder para combatir el crimen organizado, los hemos visto metidos en las cárceles, en operativos en las calles y hasta en situaciones bastante polémicas.

Por ejemplo, en las últimas semanas hubo mucha bronca por el caso de cuatro niños que desaparecieron y murieron en Guayaquil. Resulta que fueron llevados desde Las Malvinas hasta Taura por miembros de la Fuerza Aérea. Por otro lado, organizaciones de derechos humanos insisten en que no está bien eso de tener militares en las calles y en las cárceles.

Por eso, EXTRA le hizo una pregunta directa a los 16 candidatos presidenciales (o a sus equipos): Si ya no hay guerras entre países en esta región, ¿sería mejor reducir el número de militares y usar esos recursos para reforzar a la Policía? ¿Cómo lo harían?

De los 16, solo seis contestaron. Y ojo: ninguno dijo que debería haber menos militares. Eso sí, todos coinciden en que el actual enemigo no es otro ejército, sino el crimen organizado que opera a nivel internacional.

Para Jimmy Jairala, del Centro Democrático, las Fuerzas Armadas deberían enfocarse en lo que mejor saben hacer: cuidar nuestras fronteras, ya sea por tierra, aire o mar, para evitar que entren drogas, armas y contrabando.

Opinión de los candidatos

Jorge Escala, de Unidad Popular, cree que hace falta más policías y militares, pero bien equipados y con tecnología de punta para controlar fronteras, puertos y aeropuertos, y frenar el tránsito de drogas y armas. Sin embargo, tanto él como Henry Cucalón, de Construye, coinciden en que hay que limpiar las filas de la Policía y las Fuerzas Armadas. No es un secreto que el año pasado hubo militares procesados por meter cosas prohibidas en las cárceles y hasta por pasar información de decomisos de droga.

Mantener el apoyo

El general Javier Pérez, excomandante del Ejército, recuerda que el concepto de “guerra” ha cambiado. Hoy se habla de guerra comercial, cibernética o económica. Según él, cuestionar la existencia de las Fuerzas Armadas es como cuestionar la del Estado mismo. Dice que el problema está en cómo se entiende la seguridad, que no se puede ver por partes, sino como un sistema. “Si descuidamos las fronteras, le abrimos la puerta a los narcotraficantes para que usen al país como base de transporte y almacenamiento de drogas”, advierte Pérez.

El rol de la Policía

Milton Reyes, experto en geopolítica, señala que esto de meter a las Fuerzas Armadas en temas de seguridad interna viene de una vieja receta de los años 90. La idea era que las grandes potencias se ocuparan de la seguridad internacional, mientras los países más chicos asumían tareas policiales con sus militares. Según él, ese no es su trabajo. Además, advierte que ponerlos en estas tareas podría generar corrupción, como ha pasado en México.

Reyes también dice que no podemos ser ingenuos al pensar que ya no hay guerras. Hay una pelea mundial por el poder entre grandes potencias, y eso puede impactar en las carreras militares de la región. Ecuador, con tantos recursos estratégicos, no está exento de un posible conflicto, ya sea con vecinos u otros países más grandes.

Bertha García, especialista en temas de seguridad, opina que decidir cuántos militares necesitamos depende de si hay o no una amenaza de guerra. Por ahora, dice, las fronteras están claras y cerradas. Pero recalca que mantener muchos soldados cuesta mucho dinero. No solo es pagarles el sueldo, sino también equiparlos con tecnología moderna. “Los ejércitos modernos son más pequeños y profesionales”, dice.

Además, García insiste en que no se debe convertir a los militares en guardias carcelarios. “Para eso, mejor tengamos más policías y gente entrenada en ese campo. Poner soldados para la seguridad interna no solo es un error, sino que es inconstitucional”. Además remarca que el gasto para mantener personal activo y jubilado es enorme.

¿Reduciría o al menos no aumentaría el número de elementos de las Fuerzas Armadas para destinar esos recursos a aumentar la fuerza policial?

Jorge Escala, Unidad Popular

Hay que garantizar la seguridad de la población, por ello asignaremos oportunamente el presupuesto para seguridad y defensa, garantizando para la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas la compra de equipamiento sin negociados, con personal capacitado y con tecnología para combatir eficazmente la delincuencia común y el crimen organizado. 

Se requiere contar con más personal policial y militar para asegurar el control de fronteras terrestres, marítimas, puertos y aeropuertos con tecnología de punta, para impedir el tránsito de sustancias ilícitas y armas. A la par de destinar recursos, realizaremos una depuración total de Fuerzas Armadas y Policía Nacional. Los narcogenerales serán dados de baja y con mi puño y letra los demandaré. Solo así garantizaremos una verdadera seguridad.

​Jimmy Jairala, Centro Democrático

La policía debe estar en las calles y los militares en las fronteras. Esa es la prioridad. La propuesta es fortalecer a la Policía Nacional para que recupere el control de barrios, cárceles y ciudades, con más efectivos, mejor capacitación y tecnología de punta. Al mismo tiempo, las Fuerzas Armadas asumirán su función primordial: garantizar el control total de las fronteras terrestres, aéreas y marítimas para frenar el ingreso de drogas, armas y contrabando. Haremos una transición ordenada: mientras una Policía fortalecida protege a los ciudadanos en las calles, una fuerza militar de vanguardia se desplegará estratégicamente en las fronteras. 

Con este modelo, cada institución estará donde debe estar, haciendo lo que le corresponde. Invertiremos en tecnología, equipamiento y herramientas necesarias que hoy son hasta un lujo. ¿Cómo es posible que algunos mencionen que se cobran hasta las balas de entrenamiento? Uniformes y cosas básicas para sus responsabilidades, es un deber y urgencia del Estado proveerlos. Es hora de actuar con firmeza y eficiencia para devolver la seguridad a Ecuador.

​Francesco Tabacchi, CREO

Sí. Haremos los ajustes que sean necesarios, garantizando el trabajo de los elementos y garantizando que tengan mejores condiciones para trabajar y enfrentar al crimen. No vamos a tener pretextos burocráticos para garantizar la seguridad del pueblo. Vamos a fortalecer a las fuerzas policiales y vamos a crear el nuevo Escuadrón de Pacificación, con los mejores elementos, con más inteligencia, más capacitados y mejor armados que nunca.

​Henry Cucalón, Construye

No se trata de reducir lo que ya tenemos, sino de proyectar que el crecimiento se concentre en la Policía Nacional. Hoy la amenaza no es una guerra entre países. El enemigo más peligroso es el crimen organizado y sus aliados. La mayor amenaza está dentro de nuestras fronteras, organizado en redes transnacionales, con recursos inmensos en armamento, capital y tecnología. Frente a esto, debemos priorizar una fuerza policial más fuerte, moderna y eficiente. 

Esto significa más efectivos, sí, pero sobre todo mejor capacidad operativa, en investigación criminal de alto nivel, inteligencia estratégica y cooperación internacional efectiva. Sin embargo, nada de esto será suficiente si no depuramos nuestras instituciones de seguridad. La Policía Nacional no puede permitirse la contaminación criminal. Implementaremos un programa riguroso de integridad, con controles estrictos que no dejen espacio para la complicidad o la impunidad.

​Andrea González, Sociedad Patriótica

Aumentaría el número de efectivos en las Fuerzas Armadas y en la Policía. Nuestros enemigos son las mafias albanesas, colombianas, mexicanas, italianas, etc., y para luchar contra ellos necesitamos de todos, incluso de países aliados.

​Henry Kronfle, PSC

Para dar respuesta a esta pregunta, en primera instancia debemos estar claros de la misión constitucional establecida en los art. 158 y 163 de la CRE para cada institución, esto con el fin de redefinir sus roles adecuadamente y de acuerdo con la realidad que vivimos, para volcar todo el poder estatal a consolidar la seguridad ciudadana que se requiere. Bajo ningún concepto podemos debilitar la defensa de nuestra soberanía. Al contrario, debemos fortalecerla, redefiniendo un nuevo rol de FF. AA. en apoyo a la seguridad interna, fortaleciendo el concepto constitucional de complementariedad en apoyo a la Policía Nacional, pero sin debilitar su misión primigenia.

Por otro lado, a la Policía se la debe tecnificar y potencializar mediante procesos de formación y capacitación utilizando tecnología de punta para evitar el desgaste de su personal. Esto les permitirá ser más eficientes y eficaces, es decir mucho más efectivos. Además, hay que garantizar la asignación de los recursos económicos, logísticos, equipos, armamento, transporte, capacitación continua y todo lo que ambas instituciones necesiten para cumplir su misión. Para que se recupere el país debe existir la voluntad política de fortalecer a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

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