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Opinión
Editorial: El bendito gasto innecesario
Descubre cómo el mal manejo de recursos públicos afecta a Guayaquil
¿Quién controla los recusos públicos? Pues parece que nadie le ‘para bola’ a este tema tan preocupante. Un claro ejemplo de este despilfarro son las marcas en los pasos de cebra con las siglas de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), un gasto totalmente innecesario que muestra lo desconectados que están los encargados del presupuesto de lo que realmente necesita la gente. En vez de destinar ese dinero a cosas que de verdad hacen falta, como mejorar las calles, arreglar los semáforos o implementar programas sociales, se eligen acciones superficiales que no aportan nada a la calidad de vida de los guayaquileños.
Es hora de que las autoridades piensen bien en cómo están usando el dinero de los contribuyentes y empiecen a priorizar proyectos que realmente beneficien a todos. El dinero público debe destinarse a lo que realmente importa: mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Solo con una gestión más responsable y transparente se podrá recuperar la confianza de la gente y hacer de Guayaquil una ciudad más justa y para todos.