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Opinión

Nelsa Curbelo

¿Qué hace que una mujer atea, combativa e irreverente como yo se sienta tan estrechamente conectada a una mujer como Nelsa Curbelo? A primera vista somos agua y aceite.

¿Qué hace que una mujer atea, combativa e irreverente como yo se sienta tan estrechamente conectada a una mujer como Nelsa Curbelo? A primera vista somos agua y aceite. Nelsa es el pacifismo personificado, experta en resolución de conflictos; mujer de diálogo y de fe. Es teóloga, fue monja y cualquier año de estos se ganará el Premio Nobel de la Paz.

Pero, sobre todo, Nelsa Curbelo es de esas cristianas que a mí me encanta frecuentar. Nelsa es como imagino que sería Jesucristo si habitara el mundo en estos días. Alguien que no discrimina a las personas por ser diferentes, que no cuestiona la moral sexual de nadie, que jamás pierde su bendito sentido del humor.

Una persona absolutamente comprometida con la lucha por la igualdad, por la libertad, por el ejercicio real y efectivo de los derechos humanos para todas y para todos. Sin ninguna exclusión.

Hace años Nelsa vivió en sus pequeñas carnes los embates del patriarcado más potente y salió victoriosa, fortalecida, renovada. Por eso hoy Nelsa tiene la sabiduría y la tranquilidad de mirar a la muerte de frente y llamarla su hermana.

Hoy quienes te queremos te rendimos un merecido homenaje. Le pido a ese Dios en el que yo no creo, pero tú sí, que te permita vivir un tiempo más entre nosotros. Para seguir gozando de tu calidez, de la belleza y lucidez de tu prosa. No estoy contigo en persona, pero sí estoy contigo en la distancia.