Uno de los golpes que le propinaron casi le revienta el ojo izquierdo, le ‘rajaron’ la cabeza, tiene golpes en todo el cuerpo y casi se desangra en el hospital. Roberto (nombre protegido) fue víctima de un brutal ataque en un bar ubicado en la Plaza Foch, en el norte de Quito.

El hecho se registró el 20 de diciembre. Roberto es fotógrafo y fue al local de un amigo a retirar un par de luces que le había encargado. Esa tarde se iba a dar un concierto y preparaban el escenario para el evento artístico.

El hombre, de 32 años, se quedó un momento observando cómo armaban la batería.

De pronto, le rodearon cinco sujetos. Uno de estos le pateó en su pierna izquierda con la intención de tumbarlo, pero no pudo. Entonces, otro individuo se acercó con una manopla y comenzó a golpearlo en la cabeza.

Lo arrojaron al suelo y lo agredieron por casi un minuto hasta que otros clientes y el mesero lo ayudaron. “Ellos querían matarme”. La víctima fue llevada al hospital y el doctor que le atendió le dijo que si los golpes le alcanzaban unos centímetros más abajo, pudo terminar en la morgue.

Roberto reconoce que si se salvó fue porque practica artes marciales y sabe dónde colocar los brazos para defenderse.

¿Cómo encontró la víctima a sus agresores?

Un amigo de la víctima subió el video que grabó la cámara de seguridad del local con la agresión y recibió varios mensajes de apoyo a Roberto.

Además, personas desconocidas se contactaron por interno con el afectado y le dieron información de quiénes serían los responsables del ataque.

El afectado indagó por su cuenta y se percató de que los sujetos que lo agredieron serían parte de una organización de ‘skinheads’ (cabezas rapadas).

Este grupo es una subcultura que generalmente ha sido asociada a actitudes homófobas, violentas y racistas.

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Esto le dio una luz a Roberto para entender por qué lo habrían atacado. “Yo soy punkero y esas personas nos odian”, enfatiza.

El afectado fue donde un abogado para que lo asesorara y poner la denuncia en contra de sus atacantes por el delito de intento de asesinato. “No voy a quedarme tranquilo hasta ver a estas personas tras las rejas”, afirma.

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