Al posesionarse de las comandancias de las FF.AA. y del Ejército, el primero de estos altos oficiales en forma enérgica hizo una advertencia a los grupos terroristas para que no vuelvan a cometer los graves actos vandálicos que tuvieron lugar durante los once días de movilización indígena.

Indicó el general Luis Lara que “la institución que vela por la seguridad del país, interna y externamente, no permitirá que se repitan las asonadas que atentan contra la paz”.

Esta seria advertencia aspira a dar seguridades y tranquilidad a la ciudadanía, que vivió momentos de suspenso con los ataques a edificios públicos, como a la Contraloría, entre otros; se impidió la exportación de combustible con millonarias pérdidas para el Estado; se paralizaron los servicios públicos como el del transporte y el agua potable, etc.

Y es que se requiere, sobre todo en estos momentos de la crisis fiscal heredada del correísmo, la necesaria tranquilidad para la recuperación económica y social del país.

Preocupa, sin embargo, que ciertos dirigentes indígenas sigan con inusitadas amenazas de usar la violencia contra altas autoridades, como las recientes de Leonidas Iza contra el vicepresidente Otto Sonnenholzner.