A pocos días de cumplirse un año de la incursión terrorista a las instalaciones de TC televisión, ocurrida este 9 de enero, el periodista José Luis Calderón, una de las víctimas más expuestas, recibió el mejor de todos los regalos, el permiso de trabajo y el número de seguridad social otorgados por el gobierno de Estados Unidos.

El comunicador, de 48 años, llegó al sur de la Florida para solicitar asilo, este abril, tres meses después de que varios sujetos armados, miembros de un GDO, irrumpieran en el set y le pusieran una carabina en el cuello y un explosivo en su leva, mientras daba las noticias del mediodía, en vivo. Aunque tuvo temor, su postura fue de calma y sosiego, gracias a su fe inquebrantable.

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Pasó de ser espectador a protagonista de hechos noticiosos, a ser parte de la noticia en vivo, en desarrollo, de una información que dio la vuelta al mundo. “Conocieron mi nombre en muchas partes del mundo. Escogí Estados Unidos por la cercanía y familiaridad. En Europa debía tramitar el visado y quería irme de inmediato, varios colegas me motivaron a venir”, detalla.

La parte más dolorosa de su situación, dice Calderón, fue pasar Navidad, por primera vez, lejos de su madre, una adulta mayor de 81 años, quien le hace mucha falta y cuya ausencia le ha afectado.

Más allá de lo material, asegura que lo que más añora es estar con su gente, “sentir a mi madre conmigo, es una personas vulnerable, le ha afectado mi partida, lo más importante es estar en el seno familiar, con la gente que más te quiere, eso no tiene precio”. Una videollamada fue la cercanía con la gente que ha dejado momentáneamente atrás y a la que espera volver a ver pronto.

Al hablar de cómo se dio su salida del país, donde todavía viven su madre y tres hermanos, lo llena de rabia y frustración “Siento una expulsión, un desarraigo de Ecuador, lo que ocurrió luego de ese 9 de enero, aguardaba por retomar mis actividades, pero no pude, lo he dicho muchas veces una situación que cayó encima de mi psiquis y de mi aspecto cognitivo, fue muy difícil ir al canal, cuando anuncié que pretendía irme luego de 23 años en la empresa, TC no se portó bien conmigo. Es un canal incautado, traté de mediar, negociar mi salida, pero no quisieron, no les interesó, no salí bien”, sostiene Calderón, cuyo trámite de asilo está en proceso y es su herramienta para regularizar su estadía en Estados Unidos.

Le sorprende que se haya pretendido minimizar el impacto de lo que fue ese fatídico 9 de enero, del que se dijo era un montaje, incluso no tomar en cuenta a los fallecidos de ese día y a los compañeros que como él fueron víctimas de los delincuentes y cuya psiquis quedó afectada.

Todas las víctimas han quedado en el olvido

“Todas las víctimas han quedado en el olvido, hay que descartar que eso fue un montaje, eso cambió mi vida, aunque pudo ser para bien porque recuperé mi tranquilidad, pero a qué costo y sacrificio, al haberme alejado de mi familia y de mi madre”, enfatizó.

Divorciado hace un año, compromiso en el que no dejó hijos, el periodista sostiene que no tiene planeado regresar a Ecuador, país no solo del que se siente desarraigado, sino en el que por varios meses fue vigilado de cerca por los grupos organizados.

Una vez que ya tiene su permiso de trabajo, ha empezado a aplicar para ofertas laborales e ingresar a algún medio de comunicación, como lo han hecho otros colegas. Mientras tanto, se mueve entre colaboraciones periodísticas.

“Estoy postulando. Mi pretensión es entrar a un canal. Estoy preparándome, porque nunca he pedido trabajo en los últimos 23 años de mi vida. Estoy reinventándome”, finaliza.

Apasionado y entendido de la música jazz

• José Luis es un apasionado y entendido en música jazz. Durante 19 años mantuvo un programa, en radio y tv, donde hablaba de este género musical que considera la base de la música contemporánea.

• La semana del 11 al 15 de noviembre fue parte de una delegación de periodistas, organizada por Fundamedios, para ser recibida en audiencia por la La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, en la sede de la OEA en Washington DC, donde, junto a las hijas de Fernando Villavicencio, expusieron las graves violaciones a los derechos de las personas, y la carencia de garantías, sobre todo en contra de quienes ejercen el oficio de contar historias, periodistas, y comunicadores.

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