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Farándula

Andrés Pellacini: La infidelidad que salió a la luz por una pulsera roja
El actor reveló que en una improvisada despedida de soltero, invitó a una chica a su apartamento y su novia se enteró de la verdad, por su descuido
El reconocido actor ecuatoriano Andrés Pellacini sorprendió recientemente al público al revelar en el programa 'Huevos Fritos' una historia que, aunque parece sacada de un guion dramático, ocurrió en su propia vida. El protagonista de esta anécdota no es otro que él mismo… y una misteriosa pulsera roja que hizo que se descubra su infidelidad.
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Pellacini recordó una etapa en la que vivía con su entonces pareja y experimentaban la vida en común. Sin embargo, el caos llegó cuando su novia viajó a Quito y, aprovechando su ausencia, surgió la oportunidad de una despedida de soltero no oficial, impulsada por rumores de boda que ya circulaban entre sus amigos.
Llevó a una chica a su apartamento
La noche transcurrió en un conocido local nocturno –ya cerrado, según el actor– donde, entre copas y risas, una joven bailarina llamó poderosamente su atención. “Se parecía a una ex, pensé que era ella, pero no… Era muy atractiva, no sabía qué hacía allí”, confesó. Para agregar más drama a la situación, la joven terminó regalándole una rosa, iniciando así una conexión fugaz que culminó en el departamento que compartía con su novia.
Pellacini relató cómo llevó a la chica a su hogar y celebraron una fiesta improvisada, sin preocuparse demasiado por las consecuencias. Al día siguiente, en un intento por cubrir sus huellas, limpió todo con minuciosidad. “No dejé pruebas, revisé hasta los tachos”, aseguró. Pero lo que no pudo prever fue el detalle que lo delataría: una misteriosa pulsera roja olvidada por la joven.
El destino, como buen guionista, jugó su carta: su pareja regresó inesperadamente y, justo al señalar la pulsera, se fue la luz. A partir de ahí, vino la parte más difícil: inventar una excusa. La versión oficial fue que un amigo había ido a visitarlo con su hija, pero la pulsera no correspondía al tamaño de una niña. Luego cambió la historia: supuestamente pertenecía a la madre de la niña.
Finalmente, tuvo que confesar. Su pareja incluso llegó a conocer a la joven involucrada. Desde entonces, el actor no volvió a verla. “Me vendió”, dijo entre risas, aunque también reconoció que él mismo la había llamado después, pero no se vieron más.

Una historia digna de novela, contada con la sinceridad y humor que caracterizan a Andrés. Y como toda buena anécdota farandulera, deja una lección clara: cuidado con las pulseras rojas… nunca sabes quién las va a encontrar.
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