La noticia más importante de estos días es, sin duda, la fuga de Fernando Alvarado, exministro de Comunicación y uno de los funcionarios más allegados de Correa, contra quien hay acusaciones, algunas de ellas graves, sobre actos que motivaron denuncias que sí acogió el actual gobierno de Lenín Moreno.

Aunque no se llegó a ordenar su captura, sí se dispuso que se le coloque uno de esos grilletes chinos de dudosa efectividad y cuya compra, hace pocos años, motivó denuncias de escandalosas diferencias de precios, lo cual, sin embargo, tampoco ha motivado las investigaciones con la rapidez y acuciosidad que el pueblo ecuatoriano espera.

Hay una serie de denuncias contra el correato, algunas de ellas de gravedad, como la lista de exfuncionarios favorecidos con las millonarias coimas que entregaba la empresa Odebrecht, que logró jugosos contratos para cuya relación intervino el entonces presidente brasileño Ignacio Lula, amigo personal del mandatario anterior, Rafael Correa.

Esa lista, que se sigue manteniendo en el misterio en el régimen actual, da la pauta de la lentitud de las investigaciones. Algo parecido ha estado ocurriendo con Fernando Alvarado, cuya búsqueda ha sido ordenada, de una manera internacional.