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Opinión

Una celebración religiosa y comercial

Es vieja y siempre repetida en un día como hoy la frase “esta noche es Nochebuena y mañana es Navidad”.

Los niños del mundo esperan ansiosos la noche del 24 para que sus pedidos a las figuras míticas de Papá Noel o Santa Claus vengan desde lejos cargadas de regalos para ellos.

Y es que el acontecimiento que celebra por más de 20 siglos la cristiandad se ha extendido también a otras regiones y creencias, recordando el nacimiento en Belén del que sería el Mesías y como tal se transformaría en el Hijo de Dios.

Esta celebración cristiana, que llega a todos los hogares, desde los más pudientes hasta los más pobres, produce que la actividad comercial se intensifique con las ofertas que se hacen en los tantos lugares de pueblos y ciudades, puesto que se ha hecho costumbre, con el pasar de los tiempos, que no solo los infantes sean beneficiarios de la fecha de la natalidad, sino que también los adultos se entrecrucen obsequios con el deseo que cada persona comunica a su parientes o amigos de que cumplan unas muy felices celebraciones de Navidad.

Aprovechamos esta oportunidad, desde esta columna editorial, para también enviar a nuestros lectores los más calurosos y fraternos saludos y el sincero deseo de que estos días tengan unas muy felices fiestas en unión familiar.