Pese al estado de excepción que decretó el gobierno en los centros penitenciarios y que tuvo una duración de 3 meses para, con la participación de las FF. AA. y de la Policía, imponer el orden y terminar con la inseguridad y la violencia en las cárceles, que ha dejado un alto saldo de víctimas, entre muertos y heridos, la anormal situación en los centros penitenciarios no parece haber variado, ya que en los últimos tiempos han ocurrido nuevos crímenes e intentos de amotinamiento, además de fuga de los reclusos.

El más reciente acontecimiento ocurrió hace dos días en el Centro de Rehabilitación de Varones de Guayaquil con el asesinato, tipo sicariato, del jefe de guías penitenciarios, quien fue acribillado mediante 6 balazos al pie de la cárcel, disparados por dos sujetos que utilizaban una motocicleta, quedando también herida la persona que, en ese momento, estaba acompañando al occiso.

Es preocupante que esta situación de violencia no se haya podido controlar. Y, asombra además, que el jefe de guías haya tenido sus propios antecedentes penales que podrían haber sido una de las causas por las que lo mataron. Todo ello obliga a una urgente aclaración de las autoridades.