En Ecuador, la violencia sexual es una pandemia, el 80 % es contra las mujeres, pero solo el 10 % de niñas y adolescentes hicieron la denuncia debido a que al 28 % a los que avisaron no les creyeron y el 16 % les pidieron que no digan nada; el resultado es que solo una tercera parte de niñas y adolescentes abusadas recibieron alguna respuesta.

El 15 % de esas violaciones a niñas terminaron en embarazos. Más de 2 mil niñas menores de 14 años ya son madres en los últimos 5 años en el país. Según el INEC. Porque de cada 10 violaciones 6 son niñas y adolescentes, en el 90 % de los casos el autor es un pariente, amigo o profesor. Así las cosas, esta debiera ser en el Ecuador la cruzada de la campaña “con mis hijos no te metas”, y no las fantasías sexuales de supuestas amenazas educativas a los niños que en la práctica no existen ni en las leyes ni en la vida cotidiana, y NO salir por miles engañados por agrupaciones “laicas” para lavar la imagen de las iglesias enmarañadas en la pedofilia.

Uno de cada dos víctimas de abuso durante su infancia intentan suicidarse, todos ellos perderán 20 años en su esperanza de vida. Lo peor es que 1 de 4 abusadores de violencia sexual son menores de 18 años y las estadísticas mundiales nos señalan que 1 de cada 3 niñas y 1 de cada 5 niños serán abusados antes de cumplir 18 años. Lo que equivale a que en pleno siglo XXI estamos todavía violando el futuro.