Estamos terminando el año lectivo escolar y a los maestros lamentablemente se los maltrata con los famosos distritos, los cuales se han convertido en carceleros, policías de terror o agentes maliciosos conformados la mayoría sin tener título de maestro en contra de los auténticos educadores, lo cual es totalmente negativo, pues afecta a los profesores de servicio activo.

Vale considerar que al 2019 se lo ha declarado año de la unidad (de las organizaciones sociales), debemos exigir respeto al noble, digno y sacrificado maestro, de manera especial si está en la condición de jubilado, de los cuales se han burlado permanentemente ciertas autoridades educativas, de la forma más cruel, inhumana y grosera, olvidándose que todo lo que tienen es producto del conocimiento, motivación y esfuerzo de la extraordinaria labor del educador.

Y no puede ser que nuestros principales enemigos son aquellos que fueron alumnos nuestros y si agregamos el prejuicio de la década perdida en donde la educación fue de mal en peor. Vale insistir que cuando un maestro se acoge a la jubilación cree ingenuamente que va a recibir el dinero que le corresponde por haber entregado toda una vida a enseñar, pero lamentablemente la realidad es otra, a pesar de la interpretación constitucional que realizó la Asamblea en un sentido favorable a nuestras peticiones.

No hay mal que dure cien años ni profesor jubilado que lo resista.

No debemos esperar que las cosas se pongan difíciles, graves, irremediables, convirtiéndose en algo que no tiene solución. Nuestros derechos son irreductibles, irreversibles, irrenunciables, imprescriptibles. Es nuestro dinero y nos tienen que pagar a las buenas o a las malas.