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Opinión

...¿Y en qué quedó la campaña de educación vial?...

Conforme pasa el tiempo se evidencia más la necesidad de poner en marcha un plan nacional de educación vial, buscando frenar tantos accidentes urbanos y rurales cuyo saldo siempre enluta hogares. Nuestros asentamientos urbanos o rurales parten de invasiones donde no se visualizan calles y avenidas mínimo de cuatro carriles, y a duras penas son de uno o dos con excepciones en donde hay un poco más de espacio que permitiría maniobras vehiculares para un tráfico mayor.

La campaña de educación vial debe contar con la colaboración de todos los medios de difusión y así se irá creando una “cultura vial”, que se ve en otras naciones a las que les llevó tiempo lograrlo, a tal punto que impresiona ver como choferes y peatones esperan los cambios de luz o indicaciones de un policía para seguir su marcha o recorrido. Esto no se ha logrado en poco tiempo; ha demorado bastante con sanciones para el conductor o peatón.

La orografía de nuestro país es irregular y con deslaves que obligan a pensar en carreteras mínimo de cuatro carriles, y una señalización permanente para evitar la competencia para captación de pasajeros.

La idea de controlar drásticamente a todo infractor no atenta contra nadie, solo aspira a una cultura vial para evitar accidentes. Entonces, manos a la obra para esta campaña de prevención en la cual todos debemos cooperar.