La noche de este lunes 24 de marzo, la pasión ecuatoriana se hizo sentir en Santiago de Chile. Desde tempranas horas, los hinchas comenzaron a reunirse, y cuando el reloj marcó las 22:50 en Chile (20:50 en Ecuador), la fiesta alcanzó su punto más alto con la llegada de la selección al Hotel Pullman, en el norte de la capital chilena.

(Lea también: Prensa chilena teme una derrota ante Ecuador que los deje al borde de la eliminación)

Los alrededores del hotel se convirtieron en una caldera de emociones. Cientos de ecuatorianos, entre residentes y viajeros llegados desde distintas ciudades del país, convirtieron la espera en una celebración. Con cánticos, banderas y tambores, el sentimiento tricolor se hizo sentir en la comuna de Vitacura, donde el equipo nacional se alojó.

Una alegría indescriptible 

Para muchos, esta noche fue más que un simple recibimiento. Viviana Castro, quien dejó Ecuador hace nueve años y ahora vive en Santiago, no podía contener su emoción: “Soy de la entrada de la 8, pero vivo aquí desde hace 9 años. Queremos ver ganar a la Tri y clasificar al Mundial. Estamos sumamente emocionados”, expresó entre lágrimas y sonrisas.

Tania Rodríguez, en cambio, viajó desde Paján, Manabí, con un solo sueño: lograr una foto con alguno de los jugadores. “No importa quién, con cualquiera”, dijo entre risas y esperanza.

La pasión por el fútbol ecuatoriano rompió cualquier barrera. En la multitud, hinchas de Emelec, Barcelona, Liga y otros equipos del país se fundieron en abrazos, dejando a un lado sus rivalidades para alentar a una sola bandera.

Un solo puño 

“Hoy somos una sola familia. Todos estamos juntos por Ecuador, la rivalidad queda de lado”, comentó Edison Santamaría, quiteño que viajó en un tour exclusivo para apoyar a la Tri en este crucial encuentro.

La multitud coreaba con fuerza el tradicional "¡Sí se puede!", mientras un despliegue de luces y fuegos artificiales iluminaba la noche chilena. Los jugadores, aunque protegidos por un fuerte contingente de seguridad, no fueron ajenos al cariño de su gente y saludaron desde la distancia, sabiendo que en cada voz y en cada cántico estaba el aliento de toda una nación.

Ecuador ya juega su partido fuera de la cancha. En Santiago, el equipo de todos no estará solo: su hinchada ya dejó claro que, gane o pierda, el corazón tricolor latirá con más fuerza que nunca.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!