El caldo de bagre desde su preparación evoca a un encuentro pasional. La olla en la que se cuece la carne del pescado durante una hora se convierte en el preámbulo del éxtasis gastronómico que gozará el comensal. Basta con un sorbo de los olores picantes de su sopa y vivos colores de sus acompañantes para que, al segundo, la piel se ruborice.

Antecesor del encebollado, hace más de 50 años, el platillo nació en las riberas del Estero Salado de Guayaquil. Siendo el favorito de los marineros y estibadores por la energía que les daban los carbohidratos y proteína (carne del bagre contiene hierro, fósforo y vitamina B-3) de la sopa. Inmediatamente, sus bondades nutricionales fueron solicitadas para curar el ‘chuchaqui’ y como 'incentivo' para quienes deseaban agrandar su familia. 

“Cuando viene el cliente con su esposa, le digo a la señora que esta noche le harán trillizos”, dice entre risas Pedro Montalván, dueño del local La Esquina del Chino, ubicado en la avenida Ayacucho y calle onceava, suburbio de Guayaquil, quien recibe a sus fieles clientes de lunes a domingo desde las 11:00 hasta las 20:00.

Hace 32 años Pedro cocina el caldo de bagre con la receta que su esposa Janina Reyes heredó de su abuela. La pareja espera que esta tradición familiar sea conservada por sus cinco hijos nacidos gracias al caldo de bagre. Asegura que por solo $ 2.50, las personas que desean tener gemelos pueden cumplir su anhelo con su milagrosa sopa.

“Cuando la gente busca el caldo de bagre por esta cuestión (sexo) la consume con la cabeza del pescado”, menciona Marco Jácome, gastrónomo y dueño de la escuela de chefs Sans Reserves.

La creencia de que el plato es afrodisíaco, el chef consultado por EXTRA comenta que las vitaminas y nutrientes que aportan los ingredientes del caldo sí dan la energía suficiente para que las personas ‘revivan’. El caldo al ser 100 % guayaco lleva yuca, plátano verde, refrito (pimiento, cebolla perla, cebolla paiteña y ajo licuados) y su buena porción de bagre.

Montalván cuenta en Yo te lo pruebo que su secreto está en cocinar el pescado recién sacado del estero, la frescura de sus ingredientes le da una ligereza de sabores en su preparación. El segmento que doma a la ‘leona’ ecuatoriana salió del lugar ‘papeado’ y con la temperatura elevada siendo testigo de que el mito es una realidad: el caldo de bagre te recarga las pilas.