El canciller José Valencia ha ofrecido, sin costo para los otros países, dotar de oficinas en Quito para la Secretaría de Prosur, que reemplaza a Unasur, entidad internacional impulsada por Hugo Chávez, fallecido presidente de Venezuela, y tuvo el incondicional respaldo de nuestro anterior jefe de Estado Rafael Correa, quien -generoso con dinero ajeno- ordenó construir un enorme edificio para la sede de Unasur en la Mitad del Mundo, al norte de Quito, a un costo de cerca de 50 millones de dólares que tuvo que pagar el contribuyente ecuatoriano.

Nuestro país ya salió de Unasur de manera formal y se incorpora a Prosur, lo cual aún requiere un trámite final de los países sudamericanos, pero sin Venezuela en repudio a su actual mandatario Nicolás Maduro, como es de dominio público.

Se supone que las oficinas de Prosur -cuando se confirme su existencia formal- se ubicarán en algún local capitalino y no en el actual de Unasur, que se devolverá formalmente al donante Estado ecuatoriano, y que ahora se lo disputan entre la Prefectura de Pichincha, que a instancias del anterior jefe de Estado cedió los terrenos para su construcción, y por otra parte la propia Cancillería, cuando finiquiten los trámites internacionales de ley.