Reunidos en una hostería de la provincia de Esmeraldas, como si se tratar de un picnic de viejos amigos, la que llamaron Convención tuvo más profundamente el viejo estilo, el de su líder y el de sus principales seguidores, es decir la confrontación, el insulto, especialmente a los medios de comunicación, y la ausencia del pensamiento serio.

Esa reunión no solo pasó prácticamente desapercibida en el resto del país, sino que hasta la naturaleza conspiró con una llovizna mientras hablaba Correa.

La presencia del exjefe de Estado fue la nota expectante, pero sus pronunciamientos cayeron en el mismo estilo de sus sabatinas, es decir poco constructivo, ningún planteamiento serio, todo basado en el insulto especialmente contra Lenín Moreno, presidente de los ecuatorianos, mientras en las calles de Esmeraldas numerosos manifestantes repudiaban la presencia del expresidente.

Correa se fue a Bélgica, donde ahora reside, y es posible que no regrese, al menos buscando una candidatura, cuando el país se pronuncie arrolladoramente contra la reelección indefinida, fijada ya para el 4 de febrero próximo, en que el pueblo ecuatoriano dirá su palabra en las urnas de la consulta popular.