Varios políticos del mundo, en los últimos tiempos, realizan un “deporte” que lo hacen con frenesí: insultar, amenazar, agredir a periodistas, periódicos y medios de comunicación por medio de los cuales la libertad de pensamiento y expresión se ejerce a través de: prensa, radio, televisión, redes sociales y formas digitales, que ahora está amenazada y en peligro.

Parece que a falta de un responsable interés y accionar para resolver los graves y grandes problemas de los países, se dedican a la agresión a comunicadores y diversos medios de expresión. Esto se está dando no solo en América Latina, en Estados Unidos, Europa, sino en otras partes del mundo. Incluso se retiran credenciales, como en la Casa Blanca para impedir que les hagan preguntas que los gobernantes no responden.

Esto se da en medio de una constante persecución, prisión y asesinatos. Como el caso de Arabia Saudita, donde agentes de dicho gobierno asesinaron, en Turquía, a un crítico de ellos. Incluso, en algunos países de América Latina sufren ataques de narcotraficantes y del crimen organizado. Por eso es importante que las Organizaciones de los Derechos Humanos, así como los gobiernos responsables, se comprometan a proteger la vida de los comunicadores sociales.