Su gusto por la ropa sexy ha puesto en la mira a la actriz Paola Farías, quien en los últimos días se convirtió en la comidilla de las redes sociales, donde muchos la critican y hasta se agarran de la edad que tiene, 49 años, para ofenderla. Ella afirma que como artista puede vestirse de una manera diferente, además, “tengo cuerpo para hacerlo”, dice sacando pecho.

Hasta ahí se tomó las cosas con calma, pero lo que la indignó fue el comentario del exreportero Leonel Allegues, quien expresó que ella “vende carne”, desmereciendo todo lo que ha hecho en más de 30 años de carrera.

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“Mi sueño siempre ha sido ser artista y escuchar a un hombre decir que no soy actriz, que no canto, no tengo la ‘megavoz’, pero hago teatro musical donde canto, bailo y actúo. Más que coraje me dolió que haya desmerecido mi talento, porque he venido trabajando duro en la actuación”, comenta.

El vestir sexy aclara que no la hace una mala persona y menos va a aceptar que le digan que vende carne.

“Me da tristeza más que coraje, nunca he vendido mi cuerpo y a estas alturas tampoco lo voy a hacer. Lo poquito que tengo lo he conseguido con mi trabajo y mi talento”.

Y aunque Allegues en sus redes sociales aclaró que jamás le dijo que vendía su cuerpo como tal, se disculpó si el comentario la ofendió. Pero Paola no lo aceptó porque considera que no fue sincero y más bien lo hizo obligado por todo el alboroto que generó y lo mal parado que quedó.

Pero no todo es disgusto para la bella Paola, ya que el fin de semana, en Loja, ofreció un show y no solo cantó, sino que se vistió como a ella le gusta. Es más, en el lugar se reencontró con un examor, el cantante Juan Pablo Aleaga, conocido como Yo me llamo José José, quien subió en Instagram una foto de ellos juntos.

En el ciclo de farándula que labora Paola subieron un vídeo de él mientras le cantaba, pero Paola reconoce que sí compartieron escenario y que después la invitó al cumpleaños de la abuelita.

“Me había enamorado de él y de su familia, porque es una persona muy familiar. Estar ahí nuevamente me movió el piso, pero no hay nada más”, aclara, aunque confiesa que de llegar a pedirle volver “lo pensaría”.

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