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Farándula
La influencer Jennifer Ponce pasó de flaquita a 'tucota'
La manabita cuenta a EXTRA sus inicios en las redes sociales. En su adolescencia sufrió bullying escolar por ser delgadita, pero ahora todo cambió
De niña fue la flaquita de la familia y la burla de sus compañeros de escuela, quienes le acosaban por su extrema delgadez. Debido a esto, Jennifer Ponce ingresó a los 15 años al gimnasio para transformar su cuerpo. Ocho años después se ha convertido en una influencer fitness que cuenta con 6.5 millones de seguidores en Facebook.
Originaria de Portoviejo, Manabí, Jennifer se dedica a compartir en sus redes sociales, videos de ejercicios y algunos de entretenimiento.
Se describe como una amante al deporte, tanto así que su anhelo es ser campeona de fisicoculturismo, incluso el año pasado participó en una competencia de estas y quedó en cuarto lugar. Este año espera ir por la revancha, por eso le está metiendo ganas a sus rutinas.
Sus largas horas de ejercicios dieron frutos y actualmente Jennifer no se intimida al mostrar su cuerpo y más si son sus piernas, las cuales son su mayor atributo físico. Indica que tiene 1.60 centímetros de altura y sus medidas son: 88, 60 y 100, por eso para lucirlas utiliza prendas pequeñas como shorts y tops.
Pero no siempre fue así, ya que al principio mostrarse le trajo algunos problemas, y más aún, cuando la ‘fama’ llegó a su vida (hace dos años) y despuntó en las redes sociales.
Sus padres, Juan Maldonado y Mónica Pinargotte, no estuvieron contentos con su popularidad, ya que dedicarse a las plataformas implicaba que saliera de casa a grabar por largas horas.
“Mi papá siempre fue muy celoso conmigo. Le incomodaba porque, por lo general, a las mujeres fitness les gusta mostrar lo que tanto trabajan (cuerpo), y a él no le agradaba mucho esa idea (...) él era policía y me cuidaba porque vio varios casos de chicas a las que les pasaban cosas feas”.
Tras la insistencia de Jennifer, ellos terminaron por aceptar su forma de vestir y su exposición en redes.
Las críticas
No sabe cómo o dónde nació su gusto por las plataformas digitales, aunque estaba consciente que podían ser difíciles de llevar por las constantes críticas.
Hay quienes la piropean por su silueta y otros que la critican, “lo peor que me dijeron fue que ojalá me hagan algo en la calle porque me visto así. He llegado a llorar por las críticas, pero ya luego te das cuenta que es normal. A cualquiera le afecta. La gente no sabe decir las cosas y lo hace de forma hiriente”, menciona la portovejense de 24 años.
Tremendo regalo para su papá
Según Jeniffer, el mayor consejo que le dieron sus padres fue mantener los pies bien puestos sobre la tierra y que pese a la esporádica “fama”, nunca debe olvidarse del lugar de donde salió, al cual describe como uno humilde, pero lleno de amor.
“Salí de mi casa hace un año. Solo me llevé un colchón y una televisión, pero si uno no arriesga se queda estancada”, agrega.
Pese a marcharse de su hogar, tiene presente que aún le quedan promesas por cumplirle a sus progenitores. Una de ellas la hizo posible hace algunas semanas, cuando le regaló un auto a su papá.
“Tenía dos carritos viejitos y él siempre quiso comprarme uno nuevo y ahora lo pude lograr para él. Quisiera regalarle una casa a mi mamá y después ponerme un gym, pero todo se dará en base a mi esfuerzo”, finaliza.