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Una falla geológica ha provocado deslizamientos de tierra que siembran miedo y destrucción en Cube, Quinindé.Luis Cheme

Grietas amenazan la estabilidad de hogares en Quinindé

Una grieta de gran tamaño está poniendo en peligro hogares y cultivos, afectando la vida de decenas de familias

Hace apenas tres meses, don Luis y su esposa Carmen celebraban la culminación de un sueño. Después de años de esfuerzo trabajando en faenas agrícolas y recogiendo cada centavo posible, lograron levantar su casa en el recinto 27 de Junio, en la parroquia Cube, cantón Quinindé. Una vivienda modesta pero firme, de bloques y techado de zinc, con un pequeño porche desde donde don Luis contemplaba, al amanecer, el terreno para sembrar cacao.

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Inversiones y sueños en riesgo

Invirtieron 30.000 dólares. Pero ahora debajo de su casa hay una gran grieta de casi un metro de ancho, que serpentea la tierra como una herida abierta.

“Ya no dormimos aquí, no podemos estar tranquilos”, cuenta Carmen, con los ojos enrojecidos por el llanto. La grieta apareció como una rajadura insignificante, “pero con los días fue creciendo”, dice.

Esa falla geológica, probablemente de más de 1,5 km de longitud, ha empezado a hundir lentamente la zona y a poner en riesgo la casa de la pareja.

El Impacto ampliado en la comunidad

A lo largo de un tramo de 3 kilómetros, desde El Limón hasta la comunidad Y de la Laguna, pasando por Sinaí y el propio 27 de Junio, la tierra se está resquebrajando sin tregua. Árboles arrancados de raíz yacen volcados, las plantaciones de café, maracuyá y cacao, que alimentaban a decenas de familias, están arrugadas, dobladas, con las raíces expuestas al sol. 

Cada día, según técnicos del Municipio de Quinindé, el terreno cede en promedio ocho centímetros. Pero en algunos puntos se ha registrado un descenso de hasta cuatro metros en apenas una semana.

Las grandes grietas entre las plantaciones preocupan a la comunidad.Luis Cheme

"Este no es un evento aislado", dice un funcionario de riesgo del municipio, que ha recorrido el área junto a miembros del Cuerpo de Bomberos y representantes del Patronato Municipal. "La tierra se está moviendo. No es una rajadura que se detiene. Es una falla activa, y puede seguir cediendo".

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