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Farándula
Gerardo Morán: “Santo no soy, pero tampoco lo peor”
Su éxito arrancó cuando pasó de lo rocolero a lo tropical. Antes de eso, asegura que no tenía casa, ni carro, ni cómo mantener bien a su familia
Por 15 años, Gerardo Morán cantó música rocolera y aunque pegó con ‘17 años’, ‘Allá te esperaré’ y ‘El más querido’, el éxito que se convirtió en su canción insignia y el nombre con el que se lo identifica, sintió que las cosas iban lentas y que no se estaban dando como él quería. Confiesa que después de algunas grabaciones más, con las que no pasó nada, pensó en ‘colgar los micrófonos’.
Contador de profesión, entró a trabajar en un banco, en Quito, donde reside, pero solo estuvo dos días, porque pudo más la pasión por la música, la que había cultivado desde su niñez, en su natal San Pablo de Pita, recinto de Caluma, provincia de Bolívar.
“Pero lo que más me impulsó a dedicarme 24/7 a la música fue cuando hice mi primer viaje a Estados Unidos, en una gira en la que yo fui el telonero. Estuve 41 días y hasta llegué a trabajar en una fábrica en la que pasaba nueve horas de pie”, recuerda.
Gerardo regresó motivado, agradecido con el don de cantar que Dios le ha dado, y resuelto a hacer de la música, su vida.
- El giro
En el 2000, cuando llegó la fiebre de la tecnocumbia, decidió dar un giro de lo rocolero a la música bailable. “La rocola es la música que me encanta, toco varios instrumentos de cuerda, pero no es lo que más pega en mi voz”, dice con franqueza.
“En un show escuché a Mery Fonseca (fallecida) cantar ‘En vida’, y un primo me sugirió que yo debería grabarla. De hacerlo, dije que no la quería tan tradicional, sino más orquestada”.
Así llegaron el paseíto ‘En vida’, ‘Qué más hombre querías’ y ‘La verbenita’, con los que arrancó su camino de éxitos. “Algo muy particular es que grabé ‘En vida’ de una sola pasada”, cuenta con emoción.
Admite que cuando cantaba rocola no tenía casa ni carro, y no podía casi mantener a su familia con la música. “Pero cuando cambié a lo tropical se dio justo el paso del sucre al dólar (en el 2000) y pude tener todo eso y darle mejor calidad de vida a los míos”.
Reconoce que eso fue posible también gracias al respaldo de la familia, de su esposa Eva Oviedo, y a la disciplina que él tiene de ahorrar para los tiempos difíciles.
- Vendió los trofeos
Con 54 años y 35 cantando profesionalmente, el artista confiesa que una persona decisiva en su carrera fue su hermano mayor Édgar, quien falleció en noviembre de 2020 por COVID.
“Mi familia era muy humilde y al cumplir los 13 años nos radicamos en el cantón Rumiñahui. Ahí participé en concursos de música y gané varios trofeos, gracias a mi hermano que luchó mucho para que yo salga adelante”.
Con pesar, indica que algunos de los trofeos que ganó en esa época los vendió porque eran tiempos que se necesita dinero. “Gané el Rumiñahui de Oro y el premio fue grabar un disco sencillo, ese fue el pasillo ‘17 años’, que lo llamé así porque yo tenía 17 años”, explica.
- ¿Fama o cuento?
Ser considerado ‘El más querido’ es una responsabilidad muy grande que le ha dado el público. “Pero no solo por la canción, sino por el trabajo, la tenacidad, la dedicación. Es una responsabilidad porque no uno siempre está de buen humor, sano o alegre”.
Pero, aunque haya tenido el peor de los días, Gerardo dice que siempre está para sus fans. “Tengo que ser grato y agradecido con la gente que me quiere”.
Respecto a su fama de galán y por la que le han adjudicado algunos amoríos, Gerardo asegura ser una persona normal, que le gusta ser coqueto en el escenario. “De ahí se agarran para decir tantas cosas, pero fuera de ahí soy tranquilo y hasta a veces parezco enojón. Santo no soy, pero tampoco lo peor”.
El asedio de las fans acepta que es la parte más simpática de su carrera y que le han llegado a agarrar hasta lo que no deben en la euforia.
“A veces se emocionan un poquito más. Me han robado besos, abrazos, me han hecho moretones en los brazos, pellizcado y hasta me han agarrado mis nalgas en el tumulto”.
- Los amoríos
En cuanto a los amoríos que se le adjudican, acepta que le impactan cuando sus hijos sufren por lo que se dice de él. “Habrá cosas que son reales y otras no, pero cuando afecta a mis hijos, ahí es cuando a mí me hacen temblar, me hieren el corazón, me ponen sensible. Lo demás no me importa”.
Hace poco tiempo Gerardo grabó con su hija, la cantante Kerly Morán, de quien se decía no contaba con su apoyo. “Empezaron a decir en redes sociales que el papá no apoyaba a su hija, cosa imposible. Yo apoyaré a mis hijos así se equivoquen, son mis hijos”.
- El museo de Gerardo
Uno de sus planes es crear el museo Gerardo Morán, en el pueblo donde nació. “Lo haría en Quito, que es mi segunda tierra, pero es mejor donde nací. Habrá trajes, instrumentos, videos, casetes, discos de vinilo, fotos y recuerdos de mi infancia. Hasta mi paso por la Asamblea Nacional”, lugar que dice que no volvería porque se sintió atado, aunque no descarta regresar a la política, pero desde un lugar donde en realidad pueda servir.
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