La modelo y comunicadora Elizabeth Cader, quien actualmente se encuentra en su natal El Salvador, hasta que su novio, el actor Don Day, termine el reality de Ecuavisa, revela a EXTRA detalles de su familia, de su corazón enamorado y de lo que piensa cuando se mira al espejo.

No puedo decir que sí, porque no sabemos lo que nos depara el futuro, pero actualmente no tengo en mente, ni en proyecto a corto plazo, el volver a participar.

Comencé a los 13 años, en academias de modelaje, de protocolo, etiquetas, poses. Siempre me apasionó el modelaje, me gustan las pasarelas, el lenguaje comercial, lo que tiene que ver con imagen y publicidad. A los 17 me gradué de modelo profesional. Fui maestra de pasarela y preparadora del Miss Universo y Miss Mundo 2020 en El Salvador.

Mi papá es cirujano, mi hermano y mis tíos, creo que toda la familia por parte de papá. En la ciudad que vivo (Santa Ana) tenemos el hospital más grande de la familia (Hospital Cader), por lo que mi primera opción fue estudiar medicina en la universidad. Lo intenté, me gustaba, pero me di cuenta de que no podía llevarlo de la mano con ser influencer y modelo (...) En el primer semestre me di cuenta de que no podía, pero sé mucho de medicina, porque es el primer tema de conversación en la mesa familiar.

Nunca me cerré en el amor. Duré mucho tiempo con el papá de mi hija porque fue mi primer novio, pero no me cerré porque no podía cerrarme a algo que nunca había sentido y fue cuando conocí a mi actual pareja (Don Day), quien abrió esas puertas y me enseñó lo que es el amor.

Sin duda vivir en Ecuador, fue sin pensarlo y planearlo y cuando ya me di cuenta estaba viviendo con mi novio.

Al principio, cuando lo conocí en ‘El poder del amor’ le miraba sus manos porque son grandes, muy varoniles, y todavía me siguen encantando. Ahora lo veo y me parece grandote, físicamente me encanta todo, que es grandote. Me agrada la química que tenemos, su personalidad. Me gusta que cuando está conmigo se convierte en un bebito que quiere que le digan cosas lindas.

Mi cara. Nunca me he tocado la cara estéticamente hablando. Me veo al espejo y digo: ¡qué bonita soy!

Claro, para mí el ser sexi es sentirse bonita, atractiva, verte en el espejo y decir: qué bonita y rica te ves, sin mostrarte de más y llegar a la vulgaridad. Se trata de enseñar poco, cautivar, ser atractiva y tener ese picante sin ser vulgar (...) Todos podemos ser sexis. Creo que estamos en el siglo en el que todas las mujeres nos sentimos bellas sin importar el peso, estado civil y edad. Una mamá puede ser hasta más sexi.

Nunca... creo que más allá de las cirugías estéticas, todo es mental, porque siempre encontrarás complejos en la vida y vas a querer cambiarlos. Me he llegado a amar, trabajo mucho en mí y en mi cuerpo.

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