Un palo de escoba al que ni siquiera le han sacado la base de plástico enroscable hace las veces de bate. No hay cascos, los guantes les quedan grandes, visten cualquier ropa... pero la práctica ha comenzado y hay que jugar béisbol.

¿Béisbol con palo de escoba? Pues sí. Batear un jonrón y sacar la pelota del estadio en un partido de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB) es el sueño de estos jóvenes peloteros que se forjan con implementos improvisados y prestados. Quieren ser como el jonronero Giancarlo Stanton.

Así practican los lunes, miércoles y viernes, desde las 16:00 hasta las 18:00, en una esquina de una de las canchas de béisbol del parque de la Kennedy, norte de Guayaquil.

José David tiene un mes entrenando esta disciplina y ya se enganchó. Es amante del fútbol y lo juega, pero en el deporte de la pelota base encontró su camino. “Quiero seguir entrenando porque es diferente a los demás deportes. Me parece bonito, me gustaría ser profesional y llegar a las mejores ligas del mundo”, dice el pequeño de 7 años.

María Morán también quiere medirse con los mejores peloteros, por eso ella buscó una escuela donde le permitan entrenar y no le cobren. “Yo juego desde que tengo cuatro años y me gusta ser jardinera. Me gusta este deporte porque pocas personas lo practican. Aquí no nos cobran y nos dejan entrenar”, dice la niña de 8 años.

Giannina Paredes es la dirigente y mánager de la escuela Heaters. Ella explica que empezó hace un mes con esta masificación porque los ‘pelados’ tienen pocas oportunidades para entrenar.

“Actualmente se practica más entre adultos aquí en Guayaquil. Entrenar con ellos desde pequeños es bueno para que aprendan los movimientos, pero se necesitan implementos y ellos no tienen los recursos para comprarlos. Por eso hemos improvisado con palos de escoba y guantes prestados”, recalca la dirigente.

El entrenador del equipo, Miguel Ángel Valero, fue el encargado de prestar los guantes, ya que en las primeras sesiones lo hicieron sin estos.

“Es importante rescatar este deporte. Antes había proyectos, pero eso se ha perdido. Los chicos tienen todas las ganas de entrenar, pero se les dificulta al no tener implementos. Lastimosamente este deporte es caro, pero con unión todo se puede”, destaca quien fue entrenador de selecciones nacionales de béisbol y sóftbol.