Cuando el juego no fluye, lo mejor es tener contundencia y de esa le sobra a Francia, que tiró de la dinamita de sus delanteros, esta vez Olivier Giroud y Kylian Mbappé, que firmó su segundo doblete en el Mundial, para acabar con la resistencia polaca y avanzar a cuartos de final.

El primero se encargó de abrir el pastel con su tanto número 52 como internacional, lo que le acredita como el máximo anotador de la historia de Francia, y el segundo afianzó el resultado con dos genialidades que le propulsan un poco más hacia la leyenda que se empecina en escribir.

La campeona nunca había perdido unos octavos de final y en esta ocasión dejó una muestra más de que es una de las principales candidatas al título en Catar.

Si algo sorprende de la Francia 2022 es la calma con la que aborda el asalto a su segundo título consecutivo, como si el vértigo de lo que puede lograr, convertirse en la primera nación en renovar el título en 60 años, no fuera suficiente para atribular a la tropa de Didier Deschamps.

El equipo apela a las bandas para pasar a las defensas rivales, sobre todo en la izquierda, donde tiene un aguijón que asusta incluso antes de tocar la pelota. Mbappé volvió a ser el encargado de poner el miedo, aunque esta vez cedió a Giroud el honor de hacerlo realidad.

Y es que el veterano delantero del Milan tenía una cita personal con la historia, un asunto entre él, un jugador muy discutido, y las estadísticas, irrefutables, que ahora le colocaron como el máximo anotador de la historia de Francia.

Por su parte, Mbappé, la estrella gala que con cinco tantos lidera la tabla de artilleros del Mundial, demostró que esta puede ser su Copa del Mundo y junto a su selección ya mete miedo a los rivales.