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Ella sabe muchos secretos.Extra

La columna de la ex: ¡Maestra... pero no de eso!

Unas historias que recién salen a la luz

Hasta ahora muchos piensas que yo soy una verdadera maestra en eso... sí, en eso: en la cama. Pero todo es un malentendido que pasó cuando mi marido era jugador de fútbol.

La verdad es que mi esposo a los 21 años aprendió a leer y escribir, lo bueno es que al final hasta tiene un título profesional, debido a que estudió a distancia.

Pero cuando le tocó firmar el contrato, no sabía lo que estaba escrito y yo fui a leerle, sin que nadie se dé cuenta.

Aquella tarde le dijo al vicepresidente del equipo: “Que lea mi amorcito bello, quiero que lea el sueño hecho realidad”, eso fue la mentira más grande. Lo real era que estaba dando la aprobación.

El primer año en el nuevo equipo fue algo de superación en todo sentido. Yo daba clases en un jardín de infantes, y él me dijo que debía enseñarle a leer, escribir, sumar, restar y dividir.

En pocos meses, y gracias a Nacho Lee, mi marido leía, pero no todo es perfecto. Resulta que una vez en el camerino, mientras sus compañeros estaban en la gozadera, en la fregadera, dice mi marido que se le ocurre decir: “Adoro a mi mujer, ella es una verdadera maestra, me ha enseñado todo, todo se lo debo a ella”.

Los zánganos de sus compañeros pensaron e imaginaron que yo era una “diosa en la cama”. Todos lo molestaban a mi esposo, él me contó y no parábamos de reírnos.

Una vez fui a verlo al famoso túnel y mi esposo demoró en salir del entrenamiento, y sus compañeros me veían y se reían y hasta murmuraban.

Uno fue más atrevido y me dijo: “Buenas tardes, maestra”. Eso se hizo bomba en el camerino y creo que hasta leyenda urbana en el equipo.

Fui su maestra... pero no de eso, le enseñé a leer y sumar.