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Importa el tipo de frase y la frecuencia con la cual se la dice.Archivo Shutterstock

Con tus palabras... ¿construyes o destruyes a tus hijos?

La autoconfianza y estabilidad emocional de tus chicos depende de lo que le expreses. Si son ofensas, esta agresión psicológica-verbal es más difícil de sanar si no se la trata a tiempo

“Muchacho de m...”, “eres un inútil”, expresiones como estas las ha escuchado o dicho a sus hijos, quizá en algún momento de impaciencia; también lo puede hacer por ignorancia, porque cree que a usted no le hizo daño recibirlas en su niñez, señala la psicóloga Nicole Orozco Macías, quien indica que los factores socioculturales influyen en el estilo de crianza.

“Podemos notarlo en la comunicación verbal (es común oír la frase: muchacho malcriado) y no verbal (pellizcarlos, mirarlos intensamente). Palabras y conductas arraigadas a un sistema de valores culturales, que de no ser identificado irá de una generación a otra”, explica.

La psicóloga y orientadora familiar Miriam Florencia menciona al enojo, una emoción que muchas veces va en aumento, y cuando está en su grado máximo se convierte en ira y explota sin control, y una de sus manifestaciones es descargarla sobre los hijos

“Esta puede afectar su desarrollo emocional, causando trastornos, como baja autoestima, sentimientos de culpa, de rechazo, traumas, personalidad dependiente, desafiante, rebeldía y puede bloquear en él la capacidad de integración con sus iguales”, sostiene la experta, quien asevera que el niño, de tanto escucharlo, se lo va a creer y crecerá con retraimiento e inseguridad. 

EXTRATIPS

    • ¿No sabe qué decir?, exprese estas frases positivas: “Tus padres te quieren mucho”, aumenta la conexión emocional. “Estoy orgulloso de ti”, le ayuda a reconocer a él que tiene habilidades, lo estimula. “Eres buen niño”, le genera autoconfianza y seguridad en sí mismo. “Cuando me necesites, aquí estaré”, siente apoyo y soporte de parte suya. “Eres único y especial”, crece en optimismo y autoestima. “Cada día lo haces mejor”, le causa satisfacción y motivación para alcanzar metas.
    • Deben expresarlas quienes soportan emocionalmente a su hijo. Los padres deben ser los principales, pero también pueden hacerlo los abuelos, las maestras, etcétera.
    • Si está enojado con su hijo por algo que hizo, respire profundo, aguante la respiración, cuente hasta 10 y suelte el aire. Si la ira persiste salga de la escena, vaya a caminar, escuche música que lo calme y luego converse con sus vástagos.
  • Reconozca que se equivocó si se le salió una palabra hiriente o insulto. Aclárele que no quiso lastimarlo, que permitió que el enfado tomara control de usted y procedió de forma errada. Pida perdón, es una terapia sanadora, pero que su arrepentimiento sea genuino, pues este es falso en el maltratador, quien vuelve al mismo comportamiento, lo que provoca que usted pierda credibilidad ante sus hijos y se cree en ellos actos de rebeldía contra la autoridad.
  • El niño repetirá lo que escuchó de sus labios. Por eso cuide su forma de hablar, pues es probable que él se lo diga a otros: hermanos, amigos, vecinos, primos, etcétera.

¡Las peores, no las diga!

“Aprende de...”, con esta frase le está haciendo creer que no le gusta como es y se resentirá con la persona que se lo comparó.

“Me tienes harta”, disminuye su autoestima.

“Porque lo digo yo y punto”, no se da valor a su pensamiento u opinión.

“Cállate y no llores”, le dará vergüenza expresar sus sentimientos.

“Si no haces esto, te voy a pegar”, transmite ansiedad y miedo.

“¿No te da vergüenza ser así?”, reduce su autoconfianza.

“Siempre lo haces todo mal”, lo minimiza y descalifica.

“Los golpes y los castigos son algo que suceden o se los sufre en el momento, pero las palabras quedan constantes dentro de los pensamientos”.
Nicole Orozco Macías, psicóloga
“La función principal de la madre es educar y del padre dar identidad y protección; decisivas a la hora de criar al hijo, quien aprende de su ejemplo y con amor”.Miriam Florencia, psicóloga y orientadora familiar