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Dialoga y evita 'pitos' con tu 'veci'
Los conflictos suceden en todos lados, en los barrios y las ciudadelas. Influye mucho la personalidad del sujeto y sus normas de convivencia. Los acuerdos son la clave
La bulla de la pachanga. Los ladridos de un perro o sus excrementos depositados en áreas que no corresponden. Un trabajo de construcción que afecte el terreno del vecino. No respetar el parqueo ajeno. Estas y otras situaciones pueden causar ‘pitos’ vecinales.
Esto suele darse por el desborde de las pasiones, que relacionado con las diferencias de criterios, llevan a un conflicto entre personas que comparten un entorno social, señala Eliana Segura, psicóloga clínica, quien indica que en su mayoría estos inconvenientes vienen cargados de emociones negativas, disputas llevadas por la falta de tolerancia y empatía con la ‘pipol’ que nos rodea.
“Culturalmente nos cuesta ser cordiales o buscar un mediador para resolver una problemática, para muchos es más fácil confrontar con insultos o agresiones”, indica la experta.
El psicólogo Jaime Sánchez añade que la falta de comunicación juega un papel esencial en toda comunidad. Si no lo hacen con asertividad y respeto, el ambiente se torna hostil.
Los ‘pitos’ se pueden presentar en un barrio, ciudadela o condominio. “No tiene nada que ver con el estrato social, sino con la personalidad y normas de convivencia, instauradas en cada persona y cómo enfrenta los problemas sin generar conflictos, dice Segura.
Estos roces e inconvenientes tienen consecuencias: negativa o positiva. En la primera, los vecinos pueden presentar resentimientos, amenazas, agresiones físicas o verbales, y en casos extremos llegan incluso a tomar acciones legales. En las positivas pueden llegar a acuerdos y la convivencia será armónica.
Lo peor: El juicio y la insensibilidad
Uno de los errores más comunes es juzgar al otro, en lugar de usar el diálogo para entender las situaciones que posiblemente lleven a sus vecinos a actuar de tal manera, expresa Segura.
“Emitimos juicios fácilmente, sin saber la causa que lo movió a realizar un acto, desagradable para nosotros, pero para ellos no. Por ejemplo, si un vecino vende comida afuera de su casa, en la calle, esto tal vez genere congestionamiento de carros, basura, etc., causando cierto nivel de enojo y molestia a los demás. Pero hay que comprender el motivo que lo impulsó, de pronto requiere de ingresos económicos para subsistir”, finaliza Sánchez.
EXTRATIPS
- Evita situaciones de tensión. Este consejo es más preventivo. Si eres de los que se enoja fácilmente, no intervengas cuando se presenten situaciones problemáticas. Mejor realiza ejercicios de respiración, los cuales se utilizan cuando la persona presenta estrés, frustración, ansiedad o cualquier tipo de tensión, le ayuda a calmarse y lo pone en un estado de conciencia plena.
- Identifica el problema. Empieza por saber qué te molesta del otro y qué deberías hacer para solucionarlo, sin afectar a la relación. Asimismo reconoce tus propios errores, no los camufles.
- Fija acuerdos con el ‘veci’. Después de conversar en santa paz, decidan. Que la resolución que establezcan beneficie a ambas partes para que todos vivan en armonía.
- Pon de tu parte. Controla los ruidos que puedan emitirse de un parlante (volumen alto), peleas entre parejas (gritos, insultos), construcciones en horas de descanso, etcétera. En caso de tener una mascota, ser responsable con su tenencia, los peligros que puedan representar y limpieza de sus deposiciones. No ser invasivos ni opinar sobre la vida personal de los demás.