Tu hijo extraña a sus amigos del colegio. Uno de ellos lo invita a hacer una pijamada en su casa… ¿Eres de los que le ayudas a hacer la maleta y conversas con los padres del anfitrión o es de los que les da un patatús?

Preocuparse es normal, indica la psicóloga y coach Carol Obando. “Gracias a este miedo podrán asegurarse de que él estará en un ambiente confiable. Corroborarán eso”.

El psicólogo clínico Christian Montero coincide en que la comunicación entre los padres -de quien hospeda y del invitado- es esencial.

“Hay que saber qué harán los chicos, quiénes los cuidarán, etcétera. Hay cosas que suenan como improbables de suceder, pero pasan. Ahora hay más posibilidades de consumo de drogas o alcohol, ver pornografía”, indica Montero.

También hay que considerar la edad y la madurez del chico para decidir si dejarlo o no en casa ajena. De no darle chance, este podría llorar, rebelarse, negarse a comer o hablarle a sus padres. Sin embargo, Obando asevera que si se le explica el porqué, no se generaría una respuesta nociva.

“Es normal que sienta frustración y enojo; pero si hay gritos o violencia de algún tipo, la salud emocional del menor puede afectarse”, expresa.

Montero manifiesta que no hay que temer a los berrinches o rebeldía. Tampoco es recomendable el extremo cuidado y vivir preocupados, eso les transmite miedo e inseguridad a la descendencia.

“Si hay buena crianza, respeto y amor en el hogar, es menos probable que los hijos hagan cosas extremas, como escaparse de casa. Demasiada libertad y falta de control son factores de riesgo”.

OTRA OPCIÓN: SEAN LOS ANFITRIONES

¿Quieren estar tranquilos y dormir en paz? Entonces abran las puertas de sus residencias y reciban a los ‘panas’ de sus hijos.

Eso te ayudará a conocer mejor a los amigos de tus chicos, así podrás supervisarlos, declara el especialista. Obando menciona que de hacerlo, verás más de cerca la experiencia y tendrás más claro el panorama.

EXTRAtips

1. Que los chicos tengan libertad según la edad. Por ejemplo, llevarlos al cine con sus amigos y luego los recoges. Darle permiso para una fiesta, pero con su límite de horario y siempre bajo la supervisión de un cuidador adulto.

2. Es importante tu presencia en la vida de tus hijos. Acompáñalo a las reuniones que puedas, así conocerás a su círculo de ‘panas’. Trata de conversar con los amigos, pero que no sientan que es un interrogatorio policial.

3. Habla sobre problemática social. Si son adolescentes, toca temas como el consumo de sustancias adictivas, embarazos adolescentes, etcétera.

4. Si le diste permiso de ir a casa ajena, ponle límites. Se quedan en el domicilio, nada de estar saliendo, pues el objetivo es tener una pijamada. También indícale que puede llamar si algo no le gustó en la casa donde se hospeda; si no se siente cómodo, tú puedes ir a recogerlo sin hacerle ‘relajo’ o retarlo.

5. Que los padres se pongan de acuerdo si le dan permiso o no. Si la decisión la toma solo uno de los progenitores, uno quedará como el bueno y el otro como el malo; esto genera inseguridad y ambivalencia.