Al país le cayó como un balde de agua fría la decisión del Gobierno de tomar nuevas medidas para evitar el contagio del virus pandémico en las fiestas decembrinas.

Toque de queda, ley seca, cierre de las playas ecuatorianas en los días festivos, la suspensión de la quema de monigotes.

Estas resoluciones pueden traer consecuencias a nivel emocional en las personas, ya que verán alterados los planes que tenían antes de dicha fecha. Estas emociones dependerán del individuo, algunos que experimentarán tristeza, otros rabia, pero también estarán los que no le dan la mayor importancia, manifiesta la psicóloga clínica y terapeuta familiar Marcia Colmont.

Otro punto que hay que destacar es que estas restricciones pueden llevar a revivir la experiencia de lo que fue el confinamiento, encierro o cuarentena, por lo cual existe la posibilidad de exacerbar las emociones negativas y volver a cometer los mismos desaciertos, tales como el acaparamiento de determinados productos, entre otros, señala el psicólogo José Tisalema.

Las medidas ya fueron comunicadas, pero no faltarán los ‘malcriaditos’ que infrinjan lo impuesto. Por lo general quienes tienen este tipo de comportamiento son sujetos que no cumplen reglas ni leyes en casa, trabajo, centro educativo, sostiene Colmont.

“El ecuatoriano es hijo del rigor, es decir, que si no está con la autoridad imponiéndole el castigo, no es capaz de tomar las decisiones correctas por su propio criterio”, opina la terapeuta.

Las mascotas y medioambiente celebran 

Dentro de lo que se vive hay consecuencias beneficiosas para el medioambiente, como la disminución de la contaminación del aire; la ausencia del sufrimiento en los animales domésticos, que son sensibles a los estruendos de la pirotecnia. Asimismo la estadística de accidentes por la manipulación de fuegos artificiales será menor a otros años, indica Tisalema. 

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