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El sacerdote Eugeniusz Wetta lleva seis años trabajando en Shushufindi.cortesía

El sacerdote con cuerpo de luchador que saca demonios de las personas

Es polaco y lleva seis años combatiendo a los espíritus del mal. A él han llegado gente maldiciendo y ‘contaminada’ por seres de otro mundo

Eugeniusz Wetta tiene el porte de un luchador: hombros anchos, pantorrillas fuertes y además camina como si desafiara al mismísimo demonio.

Quizás su aspecto justamente se deba a eso. Este polaco es sacerdote exorcista y fue quien ayudó a algunas chicas que tuvieron aparentes síntomas paranormales en un colegio de Shushufindi, en Sucumbíos, durante esta semana.

En uno de los despachos del templo católico contó a EXTRA lo que hizo con las muchachas para sacarlas de esa suerte de amarre diabólico, como él llama a esos síntomas. Con rezos y bendiciones logró calmarlas, algo que ha funcionado... por el momento.

Durante seis años, Wetta ha ayudado a gente con manifestaciones demoníacas, en casos que no siempre son tan complicados como en el caso de las alumnas.

En una ocasión, una chica de 12 años temblaba cuando su papá se acercaba a ella. Y eso se daba porque sus padres peleaban fuertemente. “Ahí me di cuenta de que el demonio aprovechaba el odio para afectar a la muchacha”.

La única alternativa para que el maligno la liberara era que padre y madre se pidieran perdón. Ambos se arrodillaron y se abrazaron y la joven quedó curada.

Una posesión fuerte

Wetta cuenta que este trabajo no es una especialización. No se hace ninguna preparación y es un encargo del obispo. “Y yo actúo en nombre de Jesucristo”, asegura con firmeza. Como en cualquier profesión, al principio siempre hay temor y mucho más si se va a combatir contra el demonio.

Y ese temor se manifestó con un caso que atendió. “Hace un tiempo, vino un niño con un fuerte dolor de cabeza, lo que no parecía algo tan serio. Pero resulta que en su casa las cosas se movían. Ahí sí tuvimos miedo”, rememora.

Según el religioso, un arma eficaz en contra del maligno es rezar a la Virgen María y el Rosario.GUSTAVO GUAMAN

Mientras oraba, él preguntaba al pequeño el origen de su mal, pero no hallaban solución. De repente, la madre que lo acompañaba le dijo al sacerdote que le regalara un poco de agua porque tenía sed.

Él le dio una que tenía bendecida porque le pareció extraña la actitud de la mujer. “En ese momento se manifestó (el maligno). Como en las películas, ella gritaba, maldecía, se retorcía”.

Fue entonces que Wetta se dio cuenta de que el problema era la madre del chico. Resulta que ella tenía un odio a su padre porque se fue con la amante y nunca lo perdonó.

“Ahí le mandé a que dijera una oración del perdón por 30 días y poco a poco ella mejoró. Lo mismo ocurrió con el niño”, cuenta el exorcista. Por eso Wetta es muy estricto con los mandamientos de Dios. Dice que muchas de las manifestaciones diabólicas se dan porque los padres no viven en la gracia del Todopoderoso.

La ayuda que se brinda se da durante las misas en la iglesia local.GUSTAVO GUAMAN

Temor en estudiantes de colegio por la ouija

Hay temor en el colegio de Shushufindi donde al menos 25 chicas experimentaron hechos paranormales. La noche del miércoles pasado, la cancha de básquet apenas iluminada y las dos plantas del edificio lucían tenebrosas para quienes pasaban por el sitio. Algunos ‘pelados’ que obligadamente tenían que ir por el lugar ‘pegaban la carrera’, por miedo.

Las chicas que experimentaron lo que el sacerdote Eugeniusz Wetta denominó un “amarre diabólico” sufrieron desmayos, vómito y también convulsiones. Algunas fueron llevadas al hospital y otras a la iglesia, donde Wetta las atendió.

En ese momento le confesaron que habían jugado a la ouija. Ahora la mayoría está en casa, orando y recuperándose.

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