La Roca se ha convertido en la cárcel más temida del Ecuador. Desde peligrosos criminales hasta figuras reconocidas de la política ecuatoriana, han hecho todo lo posible para no terminar en esa prisión o para revertir la decisión de ser enviados allí. Incluso el líder del grupo terrorista Los Choneros, José Adolfo Macías Villamar, conocido como Fito, prefirió escapar en lugar de ser llevado a ese lugar. Su fuga fue descubierta el domingo 7 de enero de 2024, el mismo día en que las autoridades habían planeado su traslado.

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Este sitio tiene aproximadamente medio centenar de 'huéspedes' y el último en ingresar, el sábado 6 de abril de 2024, fue el exvicepresidente de la República, Jorge David Glas Espinel, de 54 años. Su incorporación se dio luego de que la noche anterior fuera capturado durante una incursión a la embajada de México, en el norte de Quito. Horas antes de la detención, a las 18:05, con 34 segundos, se giró una boleta de localización y captura en su contra, por el delito de peculado, por orden del juez nacional Luis Rivera Velasco, según se detalla en un documento del expediente al que EXTRA ha tenido acceso.

Cuando el exvicepresidente fue movilizado a la Unidad de Flagrancia del sector La Mariscal, se hizo efectiva esta disposición legal, que fue avalada por la jueza nacional Rita Bravo Quijano. Después de eso, se mencionaba en los exteriores de la dependencia judicial que Jorge Glas sería llevado a la cárcel 4, del norte capitalino. Pero la mañana del sábado se confirmó su traslado a La Roca, ubicada en el kilómetro 17 de la vía a Daule, en el norte de Guayaquil. Esta decisión generó el reclamo de sus seguidores y compañeros políticos de la Revolución Ciudadana, quienes cuestionaban su traslado a una cárcel de máxima seguridad, destinada para peligrosos criminales.

Sin embargo, Glas no iba a ser el primer político en terminar en esta cárcel. En sus celdas ya están Francisco Sebastián Barreiro, hijo de la vicepresidenta de la República, Verónica Abad, quien fue enviado a ese lugar el viernes 22 de marzo de 2024, tras ser procesado por el delito de oferta para realizar tráfico de influencias en la entidad que dirige su madre.

El sábado 30 de marzo, el expresidente del Consejo de la Judicatura, Wilman Gabriel Terán Carrillo, procesado por delincuencia organizado en el caso Metástasis, también recibió una celda en La Roca. De ahí, al día siguiente, llegó también el exasambleísta del Partido Social Cristiano (PSC) Pablo Bolívar Muentes Alarcón, procesado en el caso Purga. Ambos son indagados por los supuestos vínculos que mantenían con el extinto narcotraficante Leandro Norero.

Mediante un oficio dirigido al juez nacional Felipe Córdova, titular del caso Metástasis, Wilman Terán ha sostenido que a causa del régimen de esta prisión (ver infografía) es víctima de “tortura”. El exfuncionario asegura que apenas dispone de cuatro horas de luz al día y que eso evita que pueda leer o escribir para defenderse, porque la oscuridad le produce sueño y, además, depresión.

La mañana del domingo 7 de abril, en Guayaquil, un día después del traslado del exvicepresidente Jorge Glas, su defensa presentó una acción constitucional de habeas corpus para exponer que su aprehensión habría sido arbitraria, ilegal e ilegítima, para de esa manera tratar de conseguir su libertad.

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