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Quito: lágrimas por una ‘chamba’
Madres de familia son las más desesperadas porque esa era su única esperanza para tener un sueldito. Para 228 puestos se presentaron 18.500 personas.
Luchar hasta el final es la consigna que tienen quienes postularon por un puesto de trabajo en la Empresa Metropolitana de Aseo (Emaseo). Luego de que no habrían pasado el proceso de selección.
Maribel Quinatoa, de 29 años, se sentó junto a la puerta de la empresa, en el norte de Quito, para pedir respuestas junto a más personas el lunes. En medio del llanto suplicaba por un ‘camellito’. “Mi puntaje más bajo fue en la entrevista y yo fui sincera, necesito el trabajo desesperadamente”, dijo.
Ella fue una de las 18.500 personas que incluso durmieron en la calle, afuera de Emaseo, desde el 13 al 15 de julio para alcanzar una plaza de trabajo como ayudantes de recolección y servicios de aseo.
“No me moveré hasta que alguien me escuche”, sentenció Maribel, mientras daba de lactar a su bebé de 10 meses. Esta era su última esperanza para tener ingresos y mantener a sus tres hijos, a quienes cría sola con trabajos eventuales.
LA SELECCIÓN
Fueron dos días en que los aspirantes llenaron la acera de la entidad. Hubo operativos de movilidad debido a la gran afluencia de gente. Todos querían solo un trabajo estable.
No todos lo consiguieron. Según Francisco Poveda, gerente de Emaseo, hubo un comité de selección calificado tanto en lo técnico, psicológico como académico. “Tomando en cuenta la cantidad de postulantes, es normal que haya muchos descontentos”, afirmó.
Entre las cosas que se consideraron, a decir del funcionario, fue la posibilidad de que haya problemas de alcoholismo, puesto que ya varios trabajadores presentan esta enfermedad. “Queremos evitar que haya más soldados azules con ese vicio”, agregó Poveda.
Eso no quiere decir que quienes no pasaron son alcohólicos, pero que fue un tema importante durante las entrevistas psicológicas, dijo el funcionario.
LAS APELACIONES
María Ibáñez, de 42 años, tampoco pasó la entrevista y no entiende el motivo. “Yo necesito mantener a mis padres que son de la tercera edad”.
Ella se hizo amiga de Maribel en la puerta de la empresa. Ambas comparten la misma realidad: la falta de empleo digno.
Sin embargo, se abrió un proceso de apelación, donde se pueden hacer los reclamos respectivos. Solo después de este procedimiento se proclamarán los nombres de quienes se quedarán con los 228 puestos.
“El 20 de octubre se hará una ceremonia pública para entregarlos”, dijo Poveda.
Con Maribel y María estuvieron al menos 30 personas más, como Nataly Catota, madre soltera de 23 años, a quien los trabajos como costurera no le alcanzan para mantener a su hija de tres años. O María Guamán, quien lloraba porque su esposo solo tiene ocupaciones eventuales en construcción y ella vende golosinas en la calle. “Solo queremos trabajar, no queremos que nos regalen nada”, insistieron.