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En Quevedo se prepara y se vende encebollado de sardina enlatada: el 'matachuchaqui'
Hay quienes temen probarlo, pero una vez que lo hacen se vuelven fieles consumidores de este plato, cuya receta se mantiene en secreto por su creador
Ni los hijos de Víctor Hugo Cabrera Álvarez conocen a ciencia cierta la receta del famoso sardinazo, porque él es el único que prepara la base de este plato, en un área especial que tiene en su casa, y luego la entrega a ellos para que le pongan el toque final: la sardina enlatada.
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El ‘padre’ de esta delicia tiene 67 años e ‘inventó’ esta ‘fórmula’ luego de su arribo al cantón Quevedo desde Babahoyo, provincia de Los Ríos, cuando tenía 15. Sin embargo, no fue el primer plato que hizo al llegar a esta localidad, conocida como Ciudad del Río.
Él cuenta que en sus primeros días descubrió que se comercializaba en abundancia la yuca y otros productos con los que se elabora el encebollado de pescado, algo que en la época no se ofrecía a los quevedeños, por lo que decidió emprender en su propio negocio de comidas. “Primero hice ceviche de cazón, después encebollado de atún, pero no del enlatado, sino del pescado, y me fue bien”, recuerda.
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LA 'CULPA' FUE DEL PARO
El negocio marchaba bien, pero un día ocurrió un paro nacional que cerró las conexiones viales hacia las zonas costeras, lo que dejó sin pescado a Víctor Hugo por aproximadamente dos semanas. Fue así que se le ocurrió improvisar y ‘cranear’ una nueva receta, con producto un enlatado. Así surgió el picante de sardina, que luego pasó a llamarse encebollado de sardina o, en una sola palabra, sardinazo.
“Decidí por hacer de sardina porque yo tenía a mi familia y tenía que mantenerlos, para la comida...”, menciona el popular comerciante.
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TRASCIENDE FRONTERAS
Este producto es apetecido no solo por lugareños, sino también por personas que están de paso o que viajan a esta ciudad exclusivamente para degustarlo, según cuenta Rosita Cabrera, quien al igual que sus hermanos Rodolfo y Samuel, todos hijos de Víctor Hugo, vende este plato típico en un puesto cercano al Puente Sur, en la parroquia urbana Viva Alfaro.
“Tengo clientes que son traileros. Ellos llegan y me piden que les despache rápido, porque entran a Quevedo solo para comprar el sardinazo. Desde el anillo vial se desvían y no pueden demorar, porque les controlan la ruta. Les gusta mucho el producto que ofrecemos”, comenta Rosita.
Su hermano Rodolfo, conocido popularmente como Fito, coincide con ella y añade que “viene harta gente, de distintas partes. Viene gente de Quito, viene gente de otros países también a comer acá”, sostiene.
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¿AYUDA CON LA RESACA?
Además, el comerciante revela que “a veces hay personas que llegan con chuchaqui y me dicen: Fito, sabes qué, dame un picante bien caliente. Y para qué, sí les quita el chuchaqui”.
Este dato es acentuado por Verónica Bravo, quien desde hace dos años consume el sardinazo. Ella sostiene que le agarró fe a este plato luego de una noche de farra, amanecida. “Bien rico, rapidito te hace sudar y te saca el chuchaqui”, enfatiza.
Verónica Bravo, comensal
Es por eso que, según quienes elaboran este plato, hay quienes lo llaman el ‘matachuchaqui’.
AÑADEN SU PROPIO TOQUE
Rosita explica que la preparación que hace su padre es con leña y que, por ese motivo, ella en su puesto mantiene las ollas sobre carbón, “para que no pierda ese saborcito que da el humo”.
Rodolfo, en cambio, le da más gusto a sus platos con una salsa especial de tomate, que hace que se sienta un sabor un poco más concentrado. “Ya cada uno le da su propio toque (...). Aquí en Quevedo la gente más me busca a mí, pero entre todos nos apoyamos, porque somos familia”, dice Fito.
LES ASUSTA, PERO LES GUSTA
Raúl Jaya es un cliente que desde hace quince años degusta el sardinazo y detalla que lo que más llama su atención de este plato es “la preparación, la sazón, el glamour que le ponen y que es hecho con leña”.
Por eso, invita a que otros también lo prueben. No obstante, hay quienes al inicio le hacen ‘fuchi’, añade Rosita. Y concluye que “hay personas que dicen: ‘yo no como sardina’, pero cuando prueban, dicen: ‘qué rico’”.
el encebollado de sardina”,
Raúl Jaya, comensal
¿Probaría el sardinazo? Vaya a Quevedo y disfrútelo.
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