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Parques lineales en Quito: Billete pa’ unos, descuido pa’ otros
Más de un millón de dólares invertirá el Municipio en nuevos espacios recreativos. Mientras que a otros puntos similares ni siquiera se les da mantenimiento.
Mientras el Municipio de Quito invierte más de un millón de dólares en construir otros espacios verdes, como el parque lineal Ciudad Bicentenario, en el norte de la urbe; el del Machángara y el de Río Grande, en el centro y sur, siguen reducidos a escombros y convertidos en pocilgas de maleantes y gente que vive en la calle.
Así lo afirma Fabián Salinas, usuario del parque Machángara. Diariamente cruza por esta zona que supera el medio kilómetro. Lo hace caminando o trotando. Pero no es nada fácil, asevera. Porque la inseguridad es el principal factor que lo condiciona. Los delincuentes están al acecho. Y tras los matorrales, viejas estructuras o al filo de la quebrada, ellos se esconden con frecuencia, cuenta el hombre.
“No hay gente que venga, porque el parque está en condiciones precarias. No entiendo por qué no invierten en arreglar estos, en lugar de gastar millonadas en otros”.
Esta obra se realizó en la alcaldía de Paco Moncayo, en 2004. Se invirtieron 825 mil dólares. Se construyeron 84.275 metros, al filo de la quebrada del río que lleva su nombre. Su cobertura va desde la avenida Sena, centro, hasta San Bartolo, sur de Quito.
Según la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), anualmente se destinan 89.410 dólares para mantener el lugar en buen estado. Se da mantenimiento a la maquinaria, se corta el césped y se limpian los residuos vegetales.
No parece
EXTRA realizó un recorrido por el lugar y constató que su estado es crítico. Las luminarias no funcionan. Las gradas de madera están rotas y ante la falta de escalones se formaron enormes boquetes que dificultan y ponen en riesgo el tránsito peatonal. La suciedad es parte de la fachada. El pavimento está agrietado.
En el parque Río Grande, Francisco Jiménez comenta que la situación no es mejor. La inseguridad es palpable, más en las noches cuando el sitio se encierra en tinieblas por la falta de iluminación.
Las bancas que tenían para descansar y las máquinas para hacer ejercicio fueron retiradas. El pavimento está agrietado, y para un hombre de la tercera edad como él, esto ya significa un peligro. “Este espacio era bien mantenido, al menos hasta dos años después de inaugurado. Después se olvidaron”.
Pese a esto, los moradores de El Calzado, principal barrio colindante del parque, organizaron mingas de limpieza y mantenimiento.
Harta platita
Según la arquitecta y urbanista Alba Núñez, los parques lineales se vuelven útiles y funcionales cuando se construyen en sitios con frentes urbanos, es decir, donde haya viviendas, negocios, conexiones viales y otros elementos que permitan que la obra adquiera vida y no quede inutilizada.
Al norte, en el parque Ciudad Bicentenario, el panorama no parece tan alentador, según la experta. La obra aún no está terminada y hasta la fecha se han invertido 400 mil dólares, por solo edificar 600 metros, de los 1,8 kilómetros que comprenderá en su totalidad.
Jaime Pérez, gerente de la empresa de Hábitat y Vivienda, indicó que este parque no correrá con la misma suerte que los otros dos, porque beneficiará a casi 10 mil familias del sector y cumplirá con los parámetros que mencionó la experta. La obra será concluida al término de este año.