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En el cabaré, las chicas tienen la opción de laborar durante la festividad navideña.Angelo Chamba

La Navidad del placer y de la tristeza

Dos trabajadoras sexuales se destapan, pero para hablar sobre la navidad. Para una es un momento triste, pero para otra es un día más de labor.

Camila y Carla no tienen más opción que trabajar en la Navidad para mantener a sus hijos. Si bien el gusto por esta fecha dista mucho entre ambas, la labor que ejercen es la misma: el sexoservicio.

Las dos son de la Costa y trabajan en un club llamado Gente Bonita, en el norte de Quito. Son las 16:00 y la ‘marea’ de clientes se mece alrededor de la pista en medio del estridente bullicio de los parlantes, mientras Carla, pequeña, coqueta y de voz chillona, se maquilla sobre la cama de la habitación que le asignó el dueño.

Una amiga le pone colorete en sus cachetes y en ese ritual la chica cuenta que estas fechas son muy tristes, porque pasa alejada de su familia. Ella es oriunda de Portoviejo, Manabí, y llegó a la capital cuando su único hijo tenía cinco años. Ahora él tiene 16. “Cuando él era pequeñito, pasábamos la Navidad juntos. Pero ahora nos lo turnamos con su papá. Estaré con él durante el fin de año”, asegura con pesar. Para suplir esa carencia, Carla recordará el nacimiento de Jesús junto a sus compañeras de oficio y otras amigas.

Carla dice que con su trabajo ha podido consentir a su retoño en estas fiestas decembrinas, pero no siempre hay dinero. “La gente piensa que esto es muy fácil, pero no se da cuenta lo difícil que es. Al principio fue horrible”.

A su llegada a la capital, esta sexoservidora, de 33 años, laboró en dos lugares que no eran chongos. Cuando se adentró a este mundo lo hizo como mesera en un night club del Antiguo Aeropuerto, sector del norte de Quito.

Los clientes que frecuentaban aquel cabaré le decían que le pagarían bien para que se ‘fuera’ con ellos y, con el tiempo, aceptó. Se dio cuenta de que tendría más ingresos y así podría mantener a su hijo.

“Él no sabe que trabajo en esto ya durante ocho años. No voy a decir la actividad que piensa que hago”. Tampoco lo sabe su familia, que alguna vez anheló que Carla fuera contadora.

"La Navidad es un día más para trabajar. No me puedo dar el lujo de perder tiempo descansando”.Camila
sexoservidora

Un día más...

La Navidad para Camila es una fecha más para trabajar. Ella no pierde tiempo en darse el lujo de tomar días libres.Angelo Chamba

Esta madre portovejense termina de maquillarse. Un vestido verde le cubre la tanga y luego los senos que se le desbordan sobre un diminuto sostén. Entonces se adentra en aquella ‘marea’ masculina que brama por placer.

En otro cuarto, Camila termina de atender a un cliente cuya madurez se mira en su pelo blanco. El hombre sale con la cabeza baja, mientras ladea su correa hasta centrarla en su pantalón.

La trabajadora sexual cierra la puerta y se sienta sobre la cama cubierta con una sábana roja. “Yo trabajo en esto cuatro años y tengo una hijita de nueve”, dice mientras cruza sus piernas torneadas por el ejercicio que hace cada mañana.

Cuando se refiere a la Navidad, Camila es tajante sin dejar su sonrisa. “Es una fecha más en la que trabajo. No me puedo dar el lujo de perder tiempo”, sentencia, agarrando un gorrito rojo de Papá Noel para taparse la cara, porque le huye a las fotos.

No quiere que la reconozcan. La única que sabe a lo que se dedica es su niña. Pero para ella, según Camila, es un orgullo porque así la mantiene. “No te puedo juzgar, porque eres mi madre”, le asegura la pequeña a la que no ha malcriado con juguetes para que acepte aquella labor siempre mal vista.

Sin embargo, sí le da sus regalitos en diciembre. No necesariamente es en la fecha navideña, sino que “puede ser antes o después”. El año pasado, por ejemplo, le compró una bicicleta, aunque para este todavía lo está pensando.

“Le he enseñado a que no todo en la vida es dinero y que valore lo que tiene”, cuenta antes de también salir a la gran sala para buscar más clientes.

Camila dice que, aunque la Navidad es común y corriente para ella, quienes la frecuentan le han dado regalos. Incluso una vez le dieron hasta un pavo, recuerda con picardía antes de perderse entre un público ansioso que pide ver desnudas a las muchachas.

Carla se maquilla antes de salir a la pasarela. Ella cuenta cómo son estas fechas.Angelo Chamba
"Para mí, esta es una fecha triste, porque la pasaré alejada de mi familia. Mi hijo estará con su papá”.Carla
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