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Las dos chicas fueron agredidas sexualmente. Su padrastro es el sospechoso.KARINA DEFAS

¡Ñañas abusadas por años!

Ellas fueron víctimas de delitos sexuales. El acusado es el esposo de su madre. A la menor la había criado desde bebé, aun así la habría ultrajado. Su madre podría ser acusada de complicidad.

Dos hermanas fueron agredidas sexualmente durante más de cinco años en su propia casa. El sospechoso de los hechos: su padrastro.

Hoy, con 23 y 15 años, lo que esperan es que el hombre termine en prisión. La causa penal está en investigación previa, mientras tanto, ellas tratan de superar las secuelas que les dejó lo sucedido.

Victoria (nombre protegido) no pudo soportarlo más. Los abusos sexuales se hicieron tan frecuentes que a los 14 años dejó su hogar, situado en el norte de Quito.

Su hermano mayor la acogió. Sin embargo, se sentía atormentada, sobre todo en las noches. “Le decía a mi cuñada: ¡no me apague la luz, por favor!”, cuenta la muchacha.

Ayudarla con las tareas escolares fue el pretexto que utilizó el hombre para supuestamente perpetrar los abusos y, luego, consumar la violación. Victoria tenía 11 años la primera vez que la tocó.

“Me mostraba videos pornográficos... Lo hacía cuando mi mamá no estaba o se iba a bañar. Se metía a mi cuarto”, narra. A los 12 le confesó a su tía lo ocurrido y pese a que hablaron con la madre, no les creyó. “Decía que lo había inventado, que era una malcriada”.

La más pequeña de la casa

Jamás pensó que su hermanita menor, Karina (nombre protegido) sufría las mismas vejaciones. El sujeto la había criado desde que era una bebé y creyó que por eso estaría a salvo. Se equivocó. Desde que la niña tenía 8 años iniciaron los abusos sexuales.

Nunca le dijo a nadie. Hasta que Victoria la llevó a vivir con ella. El día en el que cada una le contó a la otra lo que habían pasado, no podían dejar de llorar. Se abrazaron y decidieron poner la denuncia.

Hace un mes, el abogado Christian Tupiza asentó la querella y se comprometió a acompañarlas. “Hemos solicitado un estudio social, un informe psicológico y que un juez de garantías penales reciba un testimonio anticipado”.

Después se formularán cargos en contra del sujeto, de 46 años, y se esperará que se ordene la prisión preventiva.

El padrastro es acusado por dos tipos penales: abuso sexual y violación. Por el último, tipificado en el artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal, podría recibir una condena de 22 años de prisión. Adicionalmente, si se comprueba que la madre sabía lo ocurrido y no actuó, podría ser acusada como cómplice o coautora.

La disculpa

El último contacto que las hermanas tuvieron con su madre fue hace unas semanas. Ella apareció para ofrecerles una disculpa en nombre de su marido y pedirles que no procedieran legalmente. “Nos dijo que dejemos las cosas en manos de Dios. Ella no está de nuestro lado. Dijo que tenemos un hermano menor (hijo del sospechoso) que se va a quedar sin papá, que él dice que es humano y que cometió un error”, concluye Victoria. 

Contención

Las secuelas emocionales

Karina, la menor, llegó a arrancarse las cejas, las pestañas y el cabello, a arañarse la cara... Su “nivel de ansiedad es tan alto” que no puede dormir y apenas come algo. “Me siento indignada. Me da iras porque se supone que él me había criado desde que tenía un año y medio... Siento que hasta ahora mi mamá no me cree (...) no quiero que a otras niñas les pase lo mismo. Quiero que él vaya a la cárcel”, dice.

La psicóloga clínica, Alejandra Rivadeneira, detalla que la contención psicológica es fundamental para sostener el proceso legal, pero sobre todo evitar la revictimización.

“Lo más importante es explicarle que no es su culpa y que no hay algo que pudo haber hecho diferente para cambiar lo que pasó”.

Ella recomienda terapia continua para que las chicas puedan aceptar lo ocurrido y empiecen a superar las secuelas emocionales que generó el delito.