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¡Música de Julio Jaramillo frente al alzhéimer!
Nuestro Juramento, cantada por el Ruiseñor de América, está entre las 50 canciones que no se olvidarán jamás. JJ cumpliría hoy 85 años de vida.
No hay nada que identifique tanto a Ecuador como las islas Galápagos, el banano, el cacao, el camarón, las rosas, hoy en día RichardCarapaz y desde hace poco más de medio siglo ya, Julio Jaramillo, el Ruiseñor de América, Míster Juramento o, simplemente, el gran JJ.
Hablar de él es referirse a un símbolo musical sin par en el país. Durante años se quisieron adueñar de su nacionalidad en Venezuela, Colombia, México y Panamá; lo querían adoptar como suyo en Uruguay, Perú, Chile, Argentina y Puerto Rico; y hasta llevó su música como ídolo a varios escenarios de Estados Unidos.
Nacido el 1 de octubre de 1935, de Julio Alfredo Jaramillo Laurido se han hecho películas, una serie televisiva, decenas de documentales, memorias musicales y aún en varias radios se mantienen programaciones diarias con sus melodías.
Su voz sigue conquistando fanáticos, extendiéndose ahora a países como Italia, España, Francia y otros donde la migración ecuatoriana ha permitido extender su música.
Y en esas naciones, JJ es hoy, incluso, un ídolo para muchos que ni siquiera habían nacido cuando él murió. El italiano Simone Placa, de 36 años y procedente de la Sicilia, es uno de ellos. Casado con la guayaquileña Steffany Montalván, de 31 años y quien hace 10 migró a ese país, Placa es hoy un ‘jaramillista’ más. Le complace escuchar tanto Bidduzza Affacciati, de Le Antiche Serenate Siciliane, como Nuestro Juramento, en la voz del Ruiseñor de América.
Un cd que la joven llevó a ese país y que era escuchado una y otra vez en reuniones con amigas ecuatorianas lo fue ‘formando’ musicalmente en el mundo de Jaramillo. “Hoy ya cuando viajamos en el carro, es él mismo quien pone esa música, y eso me alegra como ecuatoriana”, cuenta la joven.
Ocurre igual en Barcelona (España) y París (Francia), donde Gabriel Morante y Emiliano Chang emigraron hace 15 años. Ambos guayaquileños, pasados de los 55 y ‘panas’ del sector de La Chala, cuentan que en sus casas “de ley las reuniones son con Julio”.
“Y si vieran cómo hasta nuestros amigos españoles cantan ahora esa música, se sorprendieran”, dice Morante.
Pero no es de sorprender que la música de JJ suene incluso más que antes. “Ahora es un invitado de lujo a los karaokes, peñas, guitarreadas”, dice César Cepeda, quien a sus 62 años admite que “tuve que crecer y madurar para ver de otra manera a JJ. Lo escuché desde niño, cierto, pero con los años su música alcanzó otro nivel”.
Y con menos andar musical que él, Ana Cristina Constante, de 14 años, dice que admira “la letra hermosa de sus canciones, porque expresan mucho sentimiento”. En su camino ‘jaramillista’ le agradece a su madre, a su abuela y a un profesor de música que le fueron inculcando este gusto por JJ.
Entre las 50 para no olvidar jamás
Y no es de sorprender todas estas versiones, pues en días pasados la BBC Mundo elaboró una lista con la ayuda de sus lectores, que les compartieron cuál es la canción que se llevarían a una isla desierta, “esa que siempre iba a estar con ellos hasta el último de sus recuerdos”. Y allí aparece una que todo ecuatoriano alguna vez en su vida debe haberla escuchado: Nuestro Juramento, en la voz de Julio Jaramillo.
Creada por el puertorriqueño Benito de Jesús, esta melodía recibió algunos arreglos del requintista Rosalino Quintero (fallecido en 2011) y fue en la voz de JJ que se convirtió en todo un himno musical (la grabó en 1957), vigente hasta la fecha.
El informe de la BBC ‘Las 50 canciones icónicas para no olvidar’, fue realizado por el Día Mundial del Alzhéimer.
Después de recibir más de 1.500 sugerencias, la lista la lidera Bohemian Rhapsody, de Queen (1975), seguida de Imagine de John Lennon (1971). Nuestro Juramento, de Julio Jaramillo (1957) aparece en el puesto 45, por encima de Pedro Navaja, de Rubén Blades.
Una muestra de que la música de JJ es para no olvidar jamás la da el mexicano Jesús Contreras, quien cuenta que lo vio por primera vez en 1970 y que entonces compró un disco suyo. “Y cuando vine a los EE.UU. en lugar de traer lunchs me traje el disco (...), pero en el 81 me fui a Irak y se me perdió. Ahora estoy tratando de conseguir otro... Allá seguramente lo han de estar escuchando”.
Con su apego musical coincide Martha Valencia, de 74 años, quien asegura que se aprende a valorar mucho más a JJ cuando no vives en Ecuador. “Empecé a oírlo y apreciarlo durante mi estadía de 18 años en Cuba. Te mueve el sentimiento patrio con sus sentidos pasillos, su cantar pegajoso. Entonces me hice fanática de los pasillos”.
Hoy, los fanáticos nuevos y los viejos tienen otro pretexto más para escuchar al Ruiseñor de América. Al volumen que deseen. A la hora que quieran. Con el sentimiento de siempre.