Pese a todo el drama de una vida de abusos y violencia que había tras este caso, ni la prensa ni la sociedad misma estaban preparadas para tratarlo. La mayoría lo tomaba a burla. Mencionaban a Lorena Bobbitt y se reían. 

En reuniones sociales era igual, su nombre era usado para bromas en cualquier lugaryy llevaba a los hombres a taparse su zona genital y reír, y a las mujeres a amenazar con convertirse en una Lorena Bobbitt. Hasta canciones hicieron de ello. Una vergüenza no admitida hasta ahora.

En los programas de televisión de Estados Unidos, el tema -ojo, no el caso en sí mismo, sino el asunto del corte del pene- se volvió la comidilla diaria. Hacían sketches, consultaban a los famosos de entonces, hablaban de cómo sería vivir sin esa parte del miembro... pero del drama que vivió Lorena no decían nada. Todo era burla.

El programa ‘Show de la tarde’, con David Letterman, sacó, por ejemplo, una lista de las 10 mejores excusas de Lorena Bobbitt para ‘cortar’, o promocionaba que “El menú de hoy está patrocinado por Lorena Bobbitt: salchichas a la parrilla”. Incluso, hasta el actor y comediante Robin Williams incluyó un poco de Lorena en uno de sus espectáculos de stand-up.

“Por alguna razón, todos simplemente estaban obsesionados con el corte de este pene, en lugar de lo que en realidad es la esencia y el núcleo de la historia”, admitió meses después Lorena Bobbitt, hoy Lorena Gallo, a Fox News.

¿Por qué se ríen?

Pero hasta ahora, cuando se menciona el caso, “para muchos sigue siendo un chiste”, cuestionó en 2020 la periodista Elena Nicolau, exeditora de cultura de Oprah Daily. “Cuando le dije a la gente que estaba entrevistando a Lorena Bobbitt se rieron. Cada uno de ellos”, señaló en un artículo.

Megan Farber, de la revista The Atlantic, relata una de las más vergonzosas escenas en televisión. Fue en Saturday Night Live, cuando el escritor, humorista y luego exsenador estadounidense Al Franken, vestido de su personaje Stuart Smalley, llegó a lo más bajo.

Farber cuenta que después de preguntarle a una falsa Lorena por qué estaba enojada con John, esta dijo: “¡Me obligó a tener relaciones sexuales!”. Smalley entonces le pidió que “hablara con el pene de John” y se disculpara por lo que le había hecho. La audiencia del estudio solo estalló de risa.

¿Y si no lo hacía?

El sociólogo Fabricio Medina explica que la decisión de Lorena Bobbitt tiene un poco de todo. “Al cortar el miembro viril lo que está enunciando la mujer es un malestar fuerte, una reacción ante tanto abuso. ‘Quiero darle una lección y la más oportuna para un hombre en una sociedad machista es justamente quitar su miembro’. No iba a ser lo mismo si le cortaba un brazo, un dedo u otra cosa”.

Agrega que esto tuvo impacto mediático en una era sin redes sociales, pues no había un caso como tal en ese momento. “Se lo toma como un caso preventivo, para otros fue morbo, algunos reflexionaron ‘qué pena que llegó a ese extremo’ y para varios fue jocoso”

En defensa de los derechos de la mujer

En este contexto de burla del que fue víctima Lorena Gallo, Pamela Troya, activista y defensora de los derechos de la mujer y LGBTI, recuerda que el hecho fue un tema de conversación, pero todo destinado a acabarla. “La llamaban loca. Pero se ha logrado generar un cierto nivel de conciencia”, detalla.

Con respecto al haber cortado la parte íntima de su pareja en ese 23 de junio de 1993, Troya considera que fue un acto también simbólico. “Fue una reacción de profundo estrés, por haber vivido una violación”, explica.

María Cristina Almeida, presidenta de la Fundación Nina Warmi que apoya a mujeres, niñas, niños y adolescentes en situación de violencia, explica que Lorena sufrió lo que se denomina un síndrome de abuso doméstico. “Esto fue lo que la orilló a cometer aquel acto. Pero la opinión pública fue poco sensible y la ridiculizó”.

Para Almeida, es pertinente que en este aniversario se rinda un homenaje a las víctimas y sobrevivientes de la violencia machista como lo fue Lorena. “Es imprescindible recordar que la violencia de género es real y sucede en todo el mundo, pero está socialmente aceptada, tanto que se minimiza y justifica hasta hoy”.