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El hombre no solo vende los cocos, sino también otros productos derivados de estos.CARLOS KLINGER

Jorge Cambal: El emprendedor detrás de los mejores cocos de Guayaquil

Jorge Cambal no se guarda nada, sino que les da todo a sus clientes. Su negocio está abierto todos los días del año, incluyendo feriados

Si de la materia prima para elaborar algunas delicias se trata, el coco es uno de los principales en esa categoría. Bien puede hacerse helado, jugo, leche y hasta encocado; y en el negocio de Jorge Cambal se encuentran “los mejores cocos de Guayaquil”, según comenta él, para todas las recetas.

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En un pequeño local ubicado en las calles Rafael García Goyena, entre la 27 y la 28, en el suroeste de Guayaquil, se instala desde hace cuatro años para ofrecer a los clientes los cocos de mejor calidad. “Vienen desde Manabí. Tengo todas las variedades: si desean que estén ‘pura agua’, los tengo; si quieren con carne (pulpa de la fruta), también hay. Hasta el coco seco lo tengo en stock”, cuenta.

Los helados son apetecidos por sus clientes.CARLOS KLINGER

Aunque el espacio de Jorge es limitado, allí ha armado una especie de piscina para los cocos: es una especie de corral en donde se apilan. Allí, dice él, ‘nadan’ hasta 1.000 cocos cada semana, porque se surte de lo necesario para tener contentos a sus clientes. “En un camión me los traen, solemos pedir de 700 a 1.000. Hoy (domingo) ya tenemos pocos, pero esto es una montaña de cocos”.

Él afirma que en las últimas semanas ha tenido que vender los cocos en 25 centavos más de lo normal porque su distribuidor también aumentó el valor unitario, debido a la escasez del producto. No obstante, los clientes se quejan, ya que él suele venderlos en $ 1,25. “Me dicen que por qué tan caros, pero como ya los conozco, solo a los clientes fieles les dejo al mismo precio”, asegura.

Ubicación estratégica

Jorge refiere que aunque sus compradores son fieles, muchos no saben que tiene otro pequeño negocio en Letamendi y la 17, que lo atiende su esposa junto con su hijo y que es ella la que prepara unos deliciosos helados de coco y chocolate que tienen el sabor concentrado.

Pero a su local de García Goyena le saca provecho porque junto a él hay un taller de reparación de motocicletas y mientras los clientes de ese negocio esperan sentados, se les antoja un coco helado. “Se enamoran poquito a poquito”.

Pero no es solo suerte lo de Jorge, sino que también le pone empeño y dedicación en la atención. Si se los piden desde el carro, él no tiene problema en levantarse, y asimismo, si le piden de probar, él no se los niega porque “así se los convence”, dice. Además, asegura, que a él lo encontrarán trabajando los 365 días del año, incluso en feriados y el 1 de enero, cuando la gente está ‘chuchaqui’ y quiere hidratarse con un coquito.

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