Los robos se han convertido en una pesadilla para los negocios de la ciudadela Los Vergeles, al norte de Guayaquil, donde los delincuentes tienen identificados qué comercios son presa fácil, muchos de los cuales incluso han sido asaltados en más de una ocasión.

El más reciente caso sucedió el pasado miércoles 31 de enero en una barbería ubicada en la avenida Caraguay, una de las más amplias y de mayor movimiento comercial en la zona.

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“Eran alrededor de las tres de la tarde cuando llegaron dos personas haciéndose pasar por clientes. Estuvieron adentro un rato, supuestamente esperando turno, pero luego sacaron un arma y empezaron a robar. Afortunadamente solo se llevaron dos celulares. El robo duró menos de un minuto”, narró el administrador de este local.

Otro caso sucedió en una farmacia en este mismo sector. Su encargado recordó que llegaron tres sujetos que lo apuntaron con una pistola, fueron directamente a la puerta y con una ‘pata de cabra’ la abrieron a la fuerza.

“Venían preparados. Me dijeron que les abra, pero les respondí que no podía porque me botaban y necesitaba el trabajo. Me dijeron que entonces me quedara quieto. Lo que hice fue acostarme en el piso mientras ellos vaciaban las cajas y revisaban atrás (las bodegas). Cuando se fueron, dejaron olvidada la pata de cabra, que aún la tenemos guardada”, relató.

Un local de venta de pollos asados sufrió un asalto similar: los delincuentes llegaron a pie, apuntaron al cajero, le partieron la cabeza de un cachazo al despachador, ingresaron y se llevaron alrededor de 80 dólares, que representaban las ventas del día. Los hampones fueron tan avezados que incluso antes de huir tuvieron tiempo de llevarse dos pollos con chifles, para celebrar.

‘Patos’ de los pillos

Una cadena de supermercados ha sido la más perjudicada del sector, aseguran todos los negociantes de Los Vergeles. “Les han robado unas diez veces en el último año, sin exagerar. En una ocasión le pusieron una bomba y en otra le hicieron estallar el cajero automático que está afuera. Son ‘clientes’ fijos de los ladrones, les roban cada ocho días”, indicó la dependiente de una tienda ubicada cerca del supermercado.

Los comerciantes de la zona coinciden en que desde que se decretó el estado de excepción el pasado 8 de enero, los robos han disminuido considerablemente. Sin embargo tienen la certeza de que una vez que culmine el toque de queda, la situación se recrudecerá.

“Sí patrullan, se los ve dando vueltas, especialmente a los militares; pero no detienen a nadie, se meten con los ‘hacheritos’ (consumidores de la droga ‘H’), los revisan y nada más. Tienen que averiguar dónde es que se esconden (los mafiosos) y darles palo”, manifestó el encargado de otra farmacia, quien también sufrió un robo el mes pasado.

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