La repentina muerte del reconocido maquillador Julio Rangel, ocurrida la noche del jueves 24 de abril, ha conmocionado a clientas y amigos del espectáculo que lloran su partida. Su generosidad y talento dejaron una huella imborrable en la vida de quienes conocieron al profesional de 38 años.

Para Paola Godoy, diseñadora de modas de raíces afro, ‘Julito’, como afectuosamente lo llamaban fue mucho más que un maquillador. “Yo lo considero mi motivador, guía, amigo, marquetero y relacionista público”, dijo Godoy, con la voz entrecortada por la emoción. Lo recuerda como un pilar fundamental en su carrera y vida personal.

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Fue clave para posicionarla en los diversos medios de comunicación, así como en destacados eventos de moda. “Créetela, ñaña. Si tú no te la crees, nadie lo va a hacer”, solía decirle, impulsándola a confiar en sí misma. Durante la pandemia, el maquillador le compartió su comida a ella y a su esposo. Su lema era que todo se puede lograr, ya que no le gustaba ver a la gente quejarse o poner excusas.

Godoy recuerda con especial gratitud cómo Julio la apoyaba incluso sin cobrarle, recomendándola constantemente y abriéndole puertas con sus contactos. La última vez que hablaron fue el 3 de abril. Julio le comentó que no se sentía bien y debía hacerse unos exámenes. Se despidió con un “ñaña, luego hablamos” que nunca llegó.

El vínculo entre María Eugenia Encalada y Julio Rangel

La promotora musical, María Eugenia Encalada, bastante conmovida por la pérdida de su amigo recuerda que su vínculo trascendió lo profesional, cuando Julito tuvo un gesto que nunca olvidará. “Mi mamá murió en un accidente de tránsito y él estuvo todo el tiempo conmigo, fue quien la maquilló, la dejó linda”, dijo Encalada, quien reside en Santiago de Chile.

Ambos se conocieron hace dos décadas y desde entonces nunca dejaron de comunicarse. La última fue hace un mes. “Desde que lo conocí, solo él me maquillaba. Al principio lo hizo gratis solo por hacerme sentir bien, pero luego le pagaba por su trabajo”, detalló.

Julio Rangel ayudó a colegas 

Otra de sus clientas, Patricia Bustamante, compartió entrañables recuerdos de Rangel con quien forjó una amistad sincera. “Julio irradiaba luz. No solo era talentoso, tenía un deseo genuino de ver triunfar a sus amigos. Ayudó a muchos colegas a abrirse camino, desde fotógrafos hasta otros maquilladores”, expresó.

Lo calificó como un buen anfitrión y cocinero, destacó su caldo de bolas que preparaba, así como las mimosas con las que las recibía en su estudio de belleza, en Urdesa, donde residía.

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“Era un apasionado por Brasil, amaba a Xuxa y la samba, viajaba frecuentemente allá para actualizarse en tendencias de maquillaje, es doloroso saber que ya no lo tendremos con nosotros, él se merecer todos los homenajes”, comentó Bustamante.

Julio Rangel fue mentor de otros talentos que continúan con lo que aprendieron en su escuela. Tenía la técnica para maquillar a personas con vitiligo y a mujeres de raza afro.

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