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Año Nuevo en Quito: de la quema de monigotes al chuchaqui con encebollado
La capital parecía una película de ciencia ficción. Las calles estaban desoladas. Solo había ‘chumados’ que querían devorar un encebollado
Henry Arias, mejor conocido como Payasito, se levantó a las 09:00 del 1 de enero del 2025 en busca de un encebollado que le aliviara el chuchaqui, en San Roque, un barrio popular ubicado en el centro de Quito.
El padre de familia salió junto a su esposa, hijos, sobrinos y otros familiares, quienes se amanecieron “bebiendo de lo lindo” en su casa. Sin embargo, ya no podían meter licor a su organismo sin antes comer algo.
Al caminar por la calle Loja, parecía una escena de terror “postchupístico”. Había ‘zombies’ por doquier. Una serie de quiteños convertidos en “muertos vivientes” que intentaban resucitar de la resaca provocada por la 'chupiza' que se mandaron el 31 de diciembre del 2024.
¿Cómo estuvo la venta de los comerciantes?
Algunos tambaleaban y trataban de sujetarse en las paredes para no caer. Sus miradas chuecas se dirigían hacia alguna cevichería, esperando devorar un plato con mariscos que les ayudara a recuperarse y seguir con la ‘campaña de bielas’.
Por su parte, los comerciantes de pescado salieron un poco beneficiados por los clientes que llegaron a comprarles productos que les permitiera reponerse de la 'chuma'. José Quintero, por ejemplo, vendió camarones, conchas y cangrejos. Además, a todos los caseritos les ofrecía chillangua, una hierba que crece en su tierra natal, San Lorenzo, Esmeraldas. "Con esto le mete sazón a todo".
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El comerciante no podía moverse de su puesto porque junto a él, un colega se quedo dormido tras una 'chuchaqui seco'. Es decir, no bebió licor, pero tampoco descansó bien y aprovechó la mañana para hacerlo.
Otros quiteños no soportaron la borrachera y terminaron en el suelo, ‘ahogados’ en trago. No sentían nada. Los carros pasaban, perros correteaban y personas caminaban cerca de ellos. Lloviznaba, salía el sol, pero no había poder que los ‘resucitara’. Algunas personas se acercaban para confirmar que estaban vivos. Les veían respirando y se iban tranquilos.
¿Hubo 'chumaditos' en el transporte público?
Muchos capitalinos que cruzaron la ciudad para festejar con sus familiares el cambio de año aprovecharon el viaje de regreso a sus casas en el transporte público para dormir un poco. Parecían monigotes tirados en las bancas, inmóviles, con la ropa arrugada. Un pasajero del Trolebús no alcanzó ni a sacarse la mochila para acomodarse bien. Ocupaba los dos asientos. Olía de lejos a 'guanchaca'.
En varios puntos de la ciudad, algunos sobrevivientes llevaban su botella de cerveza y preferían ir ‘a pata’ hasta sus destinos, como tres jóvenes caminaban por la avenida Alfredo Pérez Guerrero, en el centro norte de la capital. Uno de ellos todavía llevaba una peluca del festejo del día anterior.
Ciertos 'chullitas', aún elegantes con el traje con el que despidieron el año, sostenían una botella de guaro en sus manos para ‘tumbar’ a sus vecinos. 'Por si las moscas' tenían una media jaba de cerveza en el piso para servirles a los que no les gusta el trago duro.
Sin embargo, también hubo familias que amanecieron sobrias, sin una gota de alcohol en su cuerpo. Kathya Lema fue junto a su esposo e hijos al parque de El Calzado, en el sur de Quito para jugar un partido de baloncesto y recibir el año haciendo deporte.
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La 'chullita' enfatizó que este año se propusieron bajar de peso y dejar la 'pachanga' a un lado. "El brindis lo hicimos con 'juguito'".
Y así, Quito parecía sacada de una serie de ficción. Estaba abandonada, y en algunas calles y aceras se divisaba ‘chumaditos’ que ni siquiera sabían qué celebraban. ¡Feliz 2025!
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