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La provincia de Esmeraldas registra 56 desaparecidos en lo que va de 2024

Familias se resisten a no tener noticias de sus parientes y siguen en la búsqueda. Piden ayuda a las autoridades y rezan por los suyos

Familiares de desaparecidos en Quinindé.
Familiares de Diego Alcívar acuden continuamente a la Fiscalía buscando información sobre la búsqueda.Luis Cheme

En Esmeraldas, provincia conocida por su riqueza cultural y biodiversidad, hay familias marcadas por la ausencia y el dolor. En el Día Internacional de Víctimas de las Desapariciones Forzadas, recordado este viernes 30 de agosto, se resaltó que en esta zona del norte del país este es un problema que va en aumento.

(Te invitamos a leer:  La lucha incansable de Dolores Guerra por la verdad sobre la desaparición de su esposo)

En lo que va del año, 56 personas han desaparecido en esta jurisdicción, según datos de la Policía, convirtiéndola en la segunda provincia con más desapariciones en el país, después de Guayas, que tiene más familias en incertidumbre.

De la cifra de personas desaparecidas este año en la provincia de Esmeraldas, 43 son hombres y 13 son mujeres.

UN AÑO DE SILENCIO

El 23 de abril de 2023, el reloj se detuvo para Teresa Ordóñez. Su hijo menor, Diego Leonel Alcívar Ordóñez, de 25 años, desapareció mientras trabajaba como taxista en el cantón Quinindé. Desde ese día, la vida de esta madre se ha convertido en una peregrinación diaria a la Fiscalía, buscando respuestas.

Teresa, una mujer de fe inquebrantable, ha transformado su dolor en un altar de esperanza. Su perfil de Facebook se ha convertido en un refugio digital donde cada día se suma una nueva súplica, un nuevo ruego para que su hijo regrese sano y salvo.

“Dios mío, en tus manos dejo a mi hijo, no permitas que pase un día más sin él”, escribe Teresa, mientras el número de días sin Diego crece implacablemente. Este sábado 31 de agosto, son 495 días de ausencia, de noches sin dormir bien. De oraciones frente a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, donde velas blancas arden sin cesar, rodeadas de flores y globos que llevan amigos.

En este hogar, el tiempo parece haberse detenido. Cada rincón guarda un recuerdo de Diego. Cada noche, Teresa junto a su esposo y sus otros cuatro hijos se arrodillan ante el altar, suplicando por su regreso.

Las visitas a la Fiscalía se han convertido en un ritual doloroso. “Todos los días vamos, con la esperanza de que nos digan algo nuevo, cualquier cosa que nos permita seguir creyendo que él está vivo”, cuenta Gina Alcívar, hermana de Diego, aferrada a la poca información que reciben.

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Hace más de un año no tienen noticias del paradero de Diego Leonel Alcívar Ordóñez.LUIS CHEME

EL SUEÑO TRUNCADO

En Esmeraldas, el corazón de otra familia se desgarró desde el 21 de agosto de 2023, cuando Erick Paúl Quiñónez Álvarez, taxista de 31 años, desapareció en el sector de Aire Libre, en el sur del cantón Esmeraldas.

La familia de este joven, que el 4 de agosto había regresado de Chile, donde completó su formación como buzo comercial, recuerda esa noche con un dolor agudo, como si las horas que siguieron a la desaparición se hubiesen congelado.

Durante cuatro meses, Erick se había enfrentado a las frías aguas del Pacífico, con un solo objetivo: combinar sus habilidades de ingeniero comercial con su nueva formación para convertirse en soldador submarino. “Era su sueño, un sueño que había estado persiguiendo durante años”, recuerda su hermana, Christel Paulina Quiñónez, con la voz quebrada. Ese sueño fue truncado.

El 21 de cada mes, Christel y sus padres reviven el dolor de aquella noche fatídica en la que Erick no volvió. “Un maldito año, un año tan triste, un año sin tu presencia… Un año de agonía”, escribió Christel en sus redes sociales al cumplirse el primer aniversario de la desaparición de su hermano.

La búsqueda de Erick ha sido incansable. Su familia, amigos y vecinos no han dejado de recorrer las calles, de preguntar en cada esquina, de repartir volantes con su fotografía. “No podemos permitir que su caso sea uno más en la lista de desaparecidos. Erick merece volver a casa”, dice su madre, con una determinación que desafía el paso del tiempo.

En Esmeraldas, el dolor de las familias de los desaparecidos sigue carcomiendo la paz de muchos. Pero a pesar de la incertidumbre y la desesperación, la esperanza sigue siendo una llama que arde en los corazones de quienes se niegan a olvidar a sus seres queridos.

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INCONSISTENCIA EN CIFRAS

Lidia Rueda, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), denuncia la falta de recursos y la inconsistencia en las cifras ofrecidas por las autoridades.

“Estamos luchando contra un sistema que parece haber olvidado a nuestros desaparecidos. No hay un registro único oficial, las estadísticas no coinciden, y mientras tanto, las familias siguen esperando respuestas que nunca llegan”, afirma Rueda, cuya organización ha receptado cientos de denuncias desde su creación en 2012.

Para Rueda, el Día Internacional de las Víctimas de las Desapariciones Forzadas no es solo una fecha conmemorativa, sino un recordatorio de que la lucha por la justicia continúa. “Cada día que pasa sin que se resuelvan estos casos es un día más de sufrimiento para las familias. Necesitamos que el Estado tome medidas reales y efectivas para proteger a nuestros ciudadanos”, exige con firmeza.

Datos

Según el Ministerio del Interior, de los 4 mil desaparecidos reportados este año, 3.354 fueron encontrados y 207 fueron hallados sin vida.

En el Ministerio de Gobierno se registra que el año pasado 6.842 personas fueron localizadas, pero 730 continúan lejos de sus familias.

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